Según el requerimiento presentado por la Fiscalía General en contra de cuatro agentes de la Policía y dos civiles por apoyar la huida de Juan Josué Castillo Arévalo, miembro del Grupo de Reacción Policial (GRP) en la madrugada del 29 de diciembre recién pasado, el agente prófugo lesionó a la agente Carla Mayarí Ayala Palacios, la privó de libertad y luego la aventó del carro patrulla.
En el documento, en que el Ministerio Público hace un relato de los hechos ese 29 de diciembre, se plasma la supuesta confesión sobre el destino de la policía Ayala Palacios, que hace vía telefónica el agente Castillo Arévalo a uno de los agentes designados para ir a dejar a la víctima.
Les dice “que se encontraba en el oriente del país, que ya había tirado del vehículo a la señora (la agente Ayala Palacios) y quería venir a dejar dicho vehículo pero tenía temor de que al llegar lo capturaran”, relata uno de los agentes de la Policía interrogados por la Fiscalía y que se incluye en el documento de acusación.
La supuesta confesión de Castillo Arévalo se da luego que este se ha marchado de la sede del GRP en el carro patrulla con la agente Mayarí lesionada en una pierna, según la versión de los policías que habían sido comisionados para ir a dejarla a su casa de residencia en Apopa.
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Otra de las confesiones que habría hecho el agente prófugo, cuyo indicativo es “Samurái”, es que tras lesionar a Ayala Palacios y regresar la primera vez a la sede de GRP, dijo que “estaba consciente de los hechos y no se iba a entregar”.
Y de hecho no se entregó. Ya que en el relato de los hechos, esa madrugada, se establece que a la agente la lesionó en la pierna dentro de la patrulla, cuando circulaban en la zona del redondel La Gloria, al norte de San Salvador, que al enterarse del “problema”, los dos agentes comisionados para ir a dejar a Ayala Palacios a Apopa se regresan a la sede del GRP y reportan la “novedad mala” al sargento Ventura Martínez, jefe temporal del equipo de asalto del GRP.
Según el requerimiento, el jefe del GRP dijo que fue informado vía el inspector Villalobos sobre el incidente y que desconoce los motivos por los que el miembro del GRP hirió a su colega, destacada en la Unidad de Investigaciones Disciplinarias de la Policía en Apopa, y que ordenó que se “procediera a la detención y que se verificara el estado de salud e inclusive que se le diera asistencia médica”, pero cuando acudió a la comandancia de guardia para verificar dicha situación observó que era Castillo Arévalo quien conducía la patrulla 01-2924.
El sargento Ventura Martínez, según la Fiscalía, luego de ser avisado de que el agente había disparado dentro del patrulla y que no estaba claro si había sido accidental o intencional, vio llegar a Castillo Arévalo conduciendo el carro patrulla y que, al ordenarle que se detuviera, le dijo que regresaría pronto y que llevaba a bordo a la agente lesionada.
También dijo que se le había comunicado que Castillo Arévalo se había unido al grupo designado para llevar a su casa a Mayarí, que portaba una pistola de equipo policial y vestía “de particular”.
Una colega y amiga de la desaparecida también dijo que el agente “Samurái” subió a la patrulla, que este no tenía amistad ni relación sentimental con Mayarí, que lo conocieron en la sede del GRP, que estaba en evidente estado de ebriedad y vestía de civil.
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También detalla cómo Castillo Arévalo, ya en la sede del GRP, toma el carro patrulla y huye con la agente herida rumbo al oriente del país. Estando allí, supuestamente se comunica con el agente, este pone en altavoz el celular, y se oye decir que se ha deshecho de la agente herida.
Pese al temor y a que, según uno de los interrogados, le generaron confianza, el agente del GRP regresa a las 4:45 a.m.
En su relato de los hechos, el jefe del GRP, Julio César Flores Castro, dice que al ser informado del incidente, ordena que lo sigan por la carretera El Litoral porque va con dirección a Usulután, que se levante todo el personal para crear dispositivos a fin de detener a Castillo Arévalo cuando regrese a la base.
Cuando regresa el agente, el oficial de servicio lo sigue para detenerlo pero es empujado por Castillo Arévalo y este huye en un carro placas particulares que ya lo esperaba.
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Cuando el ahora prófugo pasaba por la pluma de las instalaciones, el inspector Villalobos dispara cuatro veces para que se detenga pero Castillo Arévalo se fuga, luego otros agentes intentan detenerlo en la zona del Árbol de la Paz sin conseguirlo. Castillo se vuelve a fugar y desde entonces es prófugo. La agente Ayala Palacios sigue desaparecida.