Falta de liderazgo en la región complica situación de migrantes

Guatemala, Honduras y El Salvador están en un letargo en el tema migratorio, lo que les pone en desventaja ante la presión de Washington.

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Por El Diario De Hoy

23 April 2018

La complicada situación migratoria en los países del Triángulo Norte de Centroamérica -Guatemala, Honduras y El Salvador- se vería agudizada por el letargo en los tres países de la región que firmaron el plan conjunto con Estados Unidos para frenar las migraciones irregulares hacia la potencia del Norte, con el apoyo financiero iniciado por la administración del expresidente Barack Obama.

En un panel forum realizado el viernes en el centro de análisis Diálogo Interamericano, se revisó la “Migración en Centroamérica y las políticas en Estados Unidos”, para entender la dinámica migratoria de la región en choque con la presión que ejerce la administración de Donald Trump en el tema migratorio.

En el foro participó el salvadoreño Óscar Chacón, director ejecutivo de Alianza Américas, y Kristen Lionetti, directora de la Oficina de Justicia y Ecología de la Conferencia Jesuita de Canadá en Estados Unidos. La moderación del conversatorio estuvo a cargo de Manuel Orozco, director de los programas de Migración y Remesas de Diálogo Interamericano.

Para la experta de la Conferencia Jesuita es claro que a nivel regional no hay una estrategia clara para hacer frente a la migración irregular, y menos la capacidad de los países para absorber una eventual deportación masiva de sus ciudadanos.

“Es muy claro que no hay una estrategia, ni como región ni como países, considerando algunas diferencias para hacer frente a deportaciones masivas”, remarcó la experta Kristen Lionetti.

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Por su parte, Chacón considera que la raíz del problema radica en que el mismo plan sobre el que se cimentaron esperanzas está sustentado en viejas premisas y no se está yendo a la raíz del problema que activa las migraciones irregulares.

Para Chacón, en este momento los países signatarios adolecen de falta liderazgo; por un lado en El Salvador está un gobierno en su fase final con poca aprobación ciudadana, dado el resultado de las elecciones del 4 de marzo reciente; en Honduras el gobierno enfrenta un conflicto interno luego de la reelección de Juan Orlando Hernández; y el Ejecutivo guatemalteco tampoco escapa a los escándalos de corrupción, con lo que las antenas y la atención están fuera de foco.

A ello suma que el mismo plan fue sacado por la administración Obama como un parteaguas para buscar una solución rápida al estallido de la llamada “crisis migratoria de los niños no acompañados”, en el verano de 2014, con la que citó a la Casa Blanca en Washington a los tres presidentes de la región para trazarles el plan a seguir.

“Honestamente, ese era un plan viejo (Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte) que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) había tenido engavetado por muchos años y lo retoman en el momento de la crisis de los niños no acompañados, que fue muy oportuno para ver si habían donantes internacionales dispuestos a comprometerse, cosa que no necesariamente pasó y eso conlleva a que el programa está vivo en papel, pero no en la práctica”, acotó Chacón.

Cree que el plan surtió como un producto de mercado para venderlo en un momento determinado, pero sin hacer trabajo de carpintería previo dentro de cada país para adecuar piezas y ver dónde se podría apuntalar para llegar al fondo del problema y buscar las causas de las migraciones irregulares.

Para el director del programa de Migraciones y Remesas del Diálogo Interamericano, el mayor problema de región norte del istmo es que con la presión que se está dando desde Estados Unidos queda evidenciado que no hay dentro de las economías de estos países (Guatemala, Honduras y El Salvador) un activador de la economía ajeno a los flujos de remesas, lo que plantea una gran preocupación.

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Para Chacón el panorama es desafiante desde todos los ángulos que se quiera ver, porque en el fondo están surgiendo situaciones diametralmente opuestas entre los intereses de los migrantes centroamericanos y la pasividad de sus gobiernos, ante la clara premisa de Estados Unidos.

“El escenario a corto y mediano plazo es que habría una intensificación de los factores que hacen que la gente quiera buscar mejor vida fuera de su país, en un momento en que la decisión política, en este caso de Estados Unidos, es exactamente a la inversa, no solamente restringir a personas que quieran llegar ahora y en el futuro, sino incluso sacar a los que ya están acá, en ese sentido hay una realidad casi que opuesta”, puntualizó Chacón.

Con las reglas que está imponiendo Estados Unidos para cerrar los flujos migratorios se traducirá a la postre en más tragedia humana, porque al cerrarse los espacios de paso, los migrantes se arriesgarán más para llegar a la nación de Norte; todo porque los factores que impulsan esa migración irregular no están resueltos entre ellos la reunificación familiar forzada, coincidieron los expertos.