Nidia Díaz ha sido, desde los inicios del FMLN, una de las dirigentes más destacadas en candidaturas y cargos claves del partido y de gobierno. La excomandante del Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos, una de las cinco facciones guerrilleras del FMLN histórico, fue diputada en la primera fracción legislativa que tuvo el partido, allá en 1994.
En 1995 fue nombrada coordinadora general adjunta del FMLN y en 1999 fue candidata a la vicepresidencia de la República. Su paso por el Parlamento Centroamericano y por la Secretaría de Relaciones Internacionales la han acercado a temáticas regionales y diplomáticas.
En esta entrevista, la diputada valora las elecciones del 4 de marzo como una oportunidad para retomar la gobernabilidad que perdieron frente a una fracción de ARENA libre de los transfuguimos ocurridos en años anteriores. Asimismo, aprecia de forma positiva el desempeño del gobierno en la seguridad ciudadana y explica la propuesta de elegir a magistrados de la Corte Suprema de Justicia a través del voto popular, como ya ocurre en Bolivia.
¿Qué significan estas elecciones para su partido?
Esta elección es muy decisiva para nosotros porque se trata de buscar una correlación más fuerte en la Asamblea Legislativa, después de vivir la experiencia de estos últimos tres años como gobierno. No fue así exactamente en la elección de 2009. Le apostamos a ganar en el 2009 y lo logramos, pese a la visión de algunos de ARENA de que jamás le iban a poner la banda presidencial del FMLN. Cuando se rompe el partido ARENA en ese año y surge GANA pudimos mantener un entendimiento, legislar más fácilmente y mantener gobernabilidad junto con otros partidos. En la elección de 2012, todavía con Funes, perdimos diputados pero con el tiempo se dividieron de nuevo en ARENA y se fueron cinco. Quedaron con 28 diputados y por tanto no tenían capacidad de vetar los acuerdos de mayoría calificada de 56 votos. Así entró el presidente Sánchez Cerén.
Hasta la elección de 2015.
Ya en 2015 ARENA sube en diputados y ya tenían la capacidad de veto; ellos tenían los diputados que nosotros necesitábamos para poder tomar decisiones de 56 votos. También hubo una sentencia de la Sala de lo Constitucional contra el transfuguismo y ahora ya nadie se puede ir de su fracción. La gran contradicción entre ellos es cómo ser una oposición; hay un sector que presiona porque aunque lo que se quiera aprobar sea bueno para el país no hay que dar los votos porque eso le da rédito político al gobierno y quién sabe si el pueblo vuelve a refrendar al Frente en 2019. En otra ocasión no los veías votar separado, pero últimamente ARENA les ha dado libertad a sus diputados, por las mismas contradicciones, de votar de forma diferenciada, como sucedió con el presupuesto.
Si no existiera la prohibición del transfuguismo, varios diputados hubieran formado una nueva fracción varias veces porque su debate interno es cómo ser oposición. Ahora nosotros necesitamos más diputados y diputadas para que en este período que falta, de año y medio en el gobierno, el Plan Quinquenal y el Plan El Salvador Seguro tengan una continuidad. Por eso necesitamos afinidad, necesitamos más diputados y diputadas para seguir haciendo más y ser coadyuvantes al plan de desarrollo para hacer de El Salvador un país productivo, seguro y educado.
Háblenos de su propuesta de elegir a magistrados de la Corte por voto popular.
Hay un proceso para que esto pueda llegar a suceder. Está vinculado a tener una verdadera independencia de poderes y que sea el pueblo soberano, que ha elegido en voto secreto, igualitario y directo a los otros órganos de poder, el que participe. De acuerdo a la Constitución el poder se ejerce a través de partidos políticos y los tres órganos de poder principales son el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Dos de esos órganos, el Legislativo y el Ejecutivo, son directamente elegidos por el pueblo; el Judicial no.
Pero representar directamente como lo hace usted es muy diferente a juzgar; juzgar requiere, por ejemplo, de no tener presiones políticas.
No, a mí me eligen en voto secreto e igualitario y de acuerdo al número de votos quedo o no quedo. Igual un presidente. Pero la Sala de lo Constitucional, la Corte Suprema, es elegida por la Asamblea Legislativa, haciendo una función de la delegación que le ha dado el pueblo de la representatividad, pero en la tendencia demostrada se sabe por dónde van. Resulta que un órgano que no es elegido por el pueblo tiene más poder que los que han sido elegidos por el pueblo soberano. El Ejecutivo ha sido elegido por el pueblo soberano pero sobre él se pone la Sala de lo Constitucional sin haber sido elegida por el pueblo; igual con los legisladores. A los legisladores se nos impone inclusive interpretaciones incorrectas de la Constitución, desde mi perspectiva. Y las tenés que cumplir aunque contradigan la misma Constitución.
Podríamos revelarnos pero no lo hacemos, porque el marco mismo de la Constitución no te permite desacatar una decisión. Pero no es correcto que hayamos permitido las candidaturas independientes, sabiendo que no puede ejercerse el poder en el Órgano Legislativo sin pertenecer a un partido porque te los dice antes un artículo de la Constitución -”únicamente a través de partidos se ejerce el poder. Lo hicimos, lo cumplimos y hasta nosotros mismos propusimos la ley para regular la participación de los independientes. Después hemos discutido por qué hemos llegado a la misma violación de la Constitución por cumplir una sentencia. Entonces dijimos; mejor que el pueblo elija directamente al Órgano Judicial, que es el que en los últimos años se ha mantenido como un poder superior sobre los mismos políticos cuando se ponen de acuerdo en la Asamblea sobre temas diversos.
¿No es un peligro para la independencia judicial que alguien que quiera ser magistrado necesite de entrada recursos económicos o estructuras territoriales para hacer campaña?
No, no creo. Ahora, cómo se va a elegir lo tiene que definir el procedimiento del Tribunal Supremo Electoral respetando lo que le mande la Constitución, pero eso se puede arreglar así como también se ha arreglado la votación del independiente, porque el independiente tampoco tiene estructura.
También hablan de consultas populares.
Lo que nosotros estamos hablando es de una democracia más participativa y estamos proponiendo la consulta popular sobre temas trascendentales del país. Por eso hablamos de reforma constitucional, porque solo el artículo 89 de la Constitución da la posibilidad de consulta cuando Centroamérica se una. Aquí en la región y en Europa hay consultas sobre grandes temas y para hacer reformas constitucional.
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En esta coyuntura, parece haber un candidato presidencial por consenso, Gerson Martínez, mientras el vicepresidente Ortiz pide una primaria abierta. ¿No es contrario con la aspiración de más democracia el hecho que ya haya un candidato por consenso?
Nosotros estamos regidos por una ley de partidos políticos y por nuestros estatutos. La ley habla del voto directo de la militancia con base en un padrón y que se inscribirán las personas que quieran participar. En esta coyuntura todavía no estamos en la fase de inscripciones, esos tiempos los definirá el Tribunal Supremo Electoral. Lo que está pasando en esa fase son pasos previos de adhesiones a los que quieran ser. Todavía, hasta este día, no han florecido otros nombres.
¿No es cierto que haya un candidato ungido entonces?
No, hay respaldos definidos, pero no es que ya haya una persona definitiva porque nadie le va a negar, a ningún militante, el derecho de proponer o de ser propuesto. Nosotros no negamos que un compañero quiera ser candidato presidencial, pero que lo propongan. Hay gente que nos ha llegado a proponer a Gerson y nosotros hemos visto en él cualidades, aunque no negamos las cualidades de otros compañeros. Lo que se está generando ahorita son simpatías y adhesiones, pero esas adhesiones pueden surgir por otro compañero desde otros sectores del partido. Pero cuando el Tribunal llame a la inscripción estaremos hablando de una ruta legal, ahorita es una fase de legitimar personalidades.
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