“En Nuestro Tiempo es transversal empoderar a las mujeres”

Representantes del partido en formación sostienen que lucharán por el desarrollo económico, social y la institucionalidad.

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Aída Betancourt (izquierda) y Alexandra Araujo de Sola (derecha), voceras de Nuestro Tiempo, explican la visión del partido en ciernes. Foto EDH / Jessica Orellana

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03 March 2019

Pese a ser un partido aún en etapa de formación, Nuestro Tiempo (NT) ya está cimentado sobre “ejes de acción irrenunciables y principios sólidos que no son negociables”, afirma su directora de Proyectos y Alianzas, Aída Betancourt Simán.

En una conversación con El Diario de Hoy, la joven profesional explicó que el partido en ciernes le apuesta al desarrollo económico sostenible, el desarrollo humano y el fortalecimiento institucional. Sin embargo, aclaró que hay un eje trasversal que este instituto político atenderá de manera prioritaria: el empoderamiento femenino.

 

 

A juicio de Betancourt, hacer esto no es solo un posicionamiento simbólico de prioridades, sino una apuesta fundamental y es que en El Salvador, además de las agravantes cifras de violencia contra la mujer, también hay patrones sociales y culturales que fomentan la desigualdad de género desde la niñez.

“Por eso como partido tenemos que aspirar a erradicar todo tipo de violencia, pero también a garantizar que las niñas tengan las mismas oportunidades que los niños salvadoreños”, explica la dirigente de NT.

A sus palabras se suma Alexandra Araujo de Sola, quien durante más de una década ha trabajado en temas de empoderamiento femenino. Ahora que está apoyando a Nuestro Tiempo, señala que su apuesta dentro de este partido es contribuir a que se cierre la brecha de género en cuatro pilares principales: económico, político, el acceso a salud y a educación.

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Los últimos dos pilares dependen, explica Araujo, de políticas públicas en las que se puede garantizar un mejor acceso a la población en general y la brecha histórica entre hombres y mujeres se ha ido cerrando. Sin embargo, en lo que respecta a la participación femenina en posiciones de liderazgo político y económico, el alcance sigue siendo pobre y las soluciones son menos evidentes.

En la Asamblea Legislativa, por ejemplo, solo hay 26 legisladoras de 84 escaños posibles y únicamente 27 alcaldías de 262 son gobernadas por alcaldesas. Todo esto a pesar de que la ley de Partidos Políticos manda a estos a incluir al menos un 30% de mujeres en sus planillas legislativas y municipales. El reto no es solo legal sino cultural y social.

En atención a esta problemática, Araujo considera que además de fomentar esta participación, “en los temas de desarrollo económico y desarrollo humano Nuestro Tiempo tiene la oportunidad de crear cambios y sensibilizar a la población”. Principalmente, aclara, con el ejemplo de una institución que no solo colocará a mujeres como parte de sus planillas sino en posiciones de toma de decisiones y que esto motive a niñas y mujeres salvadoreñas a abrirse las puertas en otros espacios. Por ello, parece no ser casualidad que este instituto político apostó por enviar exclusivamente a voceras para esta conversación.

¿Puede desde la política romperse patrones culturales?

Tanto Betancourt como Araujo reconocen que el reto de romper la desigualdad de género es complejo, pues su raíz no se encuentra solo en malas políticas públicas, sino en décadas en que niñas y mujeres salvadoreñas han sido relegadas a roles secundarios. Esto también se agrava cuando se involucran temas de violencia y vulnerabilidad.

Sin embargo, ambas afirman que ese es precisamente uno de los desafíos principales de Nuestro Tiempo: “Cómo no imponemos cargas domésticas a las niñas, cómo garantizamos que puedan ir a la escuela y además lo hagan de forma segura, cómo evitamos que los padres impidan que asistan por estar expuestas a ser violadas. En resumen, cómo hacemos para que desde la infancia tengan la misma oportunidad que sus pares”, reflexiona Betancourt.

Dar vuelta a estos paradigmas pasa por concientizar a las familias salvadoreñas y devolverle a las niñas la capacidad de soñar alto y buscar posiciones de liderazgo y no simplemente tareas de cuido, comenta Araujo, quien lamenta que “hay una barrera cultural que crece con el ejemplo que les damos”.

Por ello, destaca que Nuestro Tiempo hará propia la tarea de darle visibilidad a mujeres que logran tener una influencia en el ámbito en que se desempeñan, el impacto que logren y mostrarse como aliados para que este camino de liderazgo sea accesible para todas. Ninguna de las dos afirma tener desde ya la llave para eliminar estos obstáculos, pero desde ya plantean abrir el diálogo al respecto.

Temas espinosos en el país

Hay, como lo han manifestado Betancourt y Araujo, múltiples áreas donde un partido puede aprovechar su privilegiada plataforma en la opinión pública para posicionar temas de igualdad, empatía y dignidad para permitir que más niñas puedan acceder a oportunidades mejores y reducir la brecha de género.

Sin embargo, hay otros temas apremiantes como la cantidad elevada de violaciones y las cifras alarmantes de embarazos juveniles en el país. Solo en 2018, por ejemplo, en el Hospital Nacional de la Mujer Dra. María Isabel Rodríguez, 1,303 niñas y adolescentes entre 10 y 19 años dieron a luz. Esto es un 20% de los partos atendidos en el hospital. Enorme parte de estos provienen de violaciones y muchos embarazos afectan gravemente la salud de estas niñas. Por ello, Nuestro Tiempo es consciente de que el país tiene una deuda pendiente: un diálogo honesto sobre posibles causales para despenalizar la interrupción del embarazo.

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“Yo estoy a favor de proteger toda vida humana y la despenalización del aborto bajo algunas causales es complicada y hay muchos grises”, dice Araujo. Sin embargo, reconoce que ha buscado educarse sobre el tema y ha concluido que se requiere sostener un diálogo honesto y enfocar el problema en su justa proporción: “Como un tema de salud y no como uno religioso o en pro o contra de la vida”, afirma.

Asimismo, Araujo reconoce que la educación sexual, reproductiva y afectiva es una forma de prevenir estos embarazos y la violencia sexual en general, por lo que llama a sostener esta discusión “y encontrar soluciones para prevenir abortos y que podamos brindar un acceso a salud que confirme la existencia de una vida digna para las niñas del país”, así como las medidas para “eliminar la violencia que existe, pues los datos asustan”.

Betancourt, por su parte, reconoce que dentro de Nuestro Tiempo hay diversas posturas, pero afirmar que están abiertos a sostener el diálogo en pro de reducir los embarazos adolescentes y de brindar atención sanitaria a las niñas y mujeres salvadoreñas. “No queremos temas tabú”, sentencia.

Negociaciones transparentes

Parte de las apuestas de Nuestro Tiempo en su plataforma de empoderamiento femenino parten por iniciativas de ley que deberán ingresar al Legislativo. Este partido, aún en formación, espera terminar su inscripción legal ante el Tribunal Supremo Electoral este año y tener suficiente tiempo para presentar sus candidatos de cara a las legislativas y municipales de 2021.

Araujo y Betancourt son conscientes de que avanzar su plataforma dependerá de negociaciones con otros grupos parlamentarios y afirman no tenerle miedo al juego político. Pese a esto, afirma su directora de Proyectos y Alianzas, “nos oponemos de forma contundente a negociaciones oscuras, a espaldas de la ciudadanía. Estamos comprometidos con la transparencia y nos debemos a los ciudadanos”.