El renacer de la esperanza

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Por Manuel Hinds

20 April 2018

La campaña por la candidatura de ARENA ha terminado. Mañana son las elecciones primarias de las que va a emerger el candidato del partido para las elecciones presidenciales de 2009. Todavía no sabemos quién es el ganador, pero lo que ya sabemos es que ARENA ha conseguido un triunfo decisivo en los últimos meses con la primera campaña bajo sus nuevos estatutos, que cumplen con todos los requisitos planteados por la Sala de lo Constitucional y por la Ley de Partidos Políticos. Pero el triunfo no solo es legalista sino mucho más profundo porque en el proceso el partido ha avanzado mucho en su respuesta a las críticas fundamentales que ha recibido en la última década.

La primera de estas críticas era que el partido se había quedado ofreciendo solo más de lo mismo en términos de la concepción de las políticas económicas y sociales necesarias para romper los círculos viciosos que obstaculizan la integración del país al nuevo mundo del Siglo XXI.

La segunda crítica era que el partido había perdido la capacidad de representar una oposición constructiva, que pudiera presentar nuevas visiones del país y presentar soluciones originales para lograr volverlas realidad.

La tercera crítica era que el partido seleccionaba al candidato “de dedo”, sin una verdadera competencia que involucrara al partido entero en dicha selección.

La cuarta crítica era que el partido estaba dividido de una manera irreconciliable en términos de ambiciones personales, de tal manera que no podría nunca más convertirse en un partido unificado que pudiera triunfar sobre el FMLN.

Estas críticas eran muy graves porque coinciden con los vicios que han impedido que los partidos de la derecha pudieran impedir el ascenso de la izquierda radical, aun en países, como Venezuela, donde la derecha y la izquierda moderada son numéricamente muchísimo mayores que la izquierda radical.

En los últimos meses ARENA ha demostrado claramente que ha superado todos estos problemas. La competencia por la candidatura ha incluido a tres precandidatos que han luchado con todas sus ganas por lograrla, basados no en críticas interminables al FMLN—del cual todos sabemos que ha presidido los peores gobiernos de la historia—sino en visiones e ideas frescas que se orientan a resolver los problemas del país. Aunque ha habido muchos troles que han llenado las redes sociales con denuncias anónimas de que se está preparando una trampa para elegir a un candidato específico, estas denuncias pierden toda credibilidad ante dos hechos claramente establecidos: uno, que el voto es secreto, y, dos, que el padrón incluye a 122,000 personas. Las acusaciones de que las estructuras de ARENA forzarán a los empadronados a votar por un candidato impuesto pierde toda credibilidad en un proceso en el que el voto es secreto. Una persona a la que le quieran imponer un candidato puede decir que sí va a votar por el impuesto y luego votar por otro en la intimidad de la casilla de votación.

Por otro lado, además de que es imposible imponer preferencias con votos secretos, cualquiera se da cuenta de que controlar el voto de 122,000 personas, es todavía más difícil. Si la mayoría de un padrón tan grande vota por alguien, es porque así querían votar, no porque se escogieron con pinzas para darles el voto.

De todos los vicios que atrajeron críticas el peor de todos era el de la fracturas internas. Este problema ha sido el más importante en la entrega que las fuerzas democráticas han hecho del poder en Venezuela. En cada una de las etapas en las que los Socialistas del Siglo XXI ha ganado a las fuerzas democráticas ha habido un líder al menos que ha preferido romper la unidad democrática a sobrellevar la derrota de su ego. Con sus fuerzas fragmentadas, los partidos democráticos se han entregado como bestias al matadero de los Socialistas del Siglo XXI.

Mucha gente, yo incluido, hemos tenido miedo de que ARENA no hubiera superado este problema. Sin embargo, los tres se comprometieron públicamente y con mucho entusiasmo en televisión nacional a apoyar al ganador de la elección del 22 de marzo, sin condiciones y con todo el país de testigo.

De esta forma, ARENA estará entrando a la campaña presidencial con un excelente candidato, el que gane, que ha competido con ideas, muy bien entrenado por la campaña primaria, con el apoyo decidido de sus dos rivales en esta primaria, y con un partido unido detrás de él. Equipado de esta forma, el candidato podrá abocarse a ganar los votos de los que, por las críticas que aquí hemos mencionado, habían dejado de votar por ARENA. Es la oportunidad más grande que hemos tenido de entrar a una nueva etapa en la historia del país, una etapa de reconciliaciones y de excelencia técnica en el gobierno. Es una era de esperanza.