¿Qué es la Economía del Conocimiento?

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Por Manuel Hinds

10 April 2018

La economía del conocimiento es la que está basada en el conocimiento como fuente principal de los ingresos totales que genera la producción para los que participan en ella—los salarios, las utilidades que se pagan por el capital de los dueños y los intereses que se pagan por el capital ajeno que se ha tomado prestado (que se llama el valor agregado). Todos los productos tienen al menos un mínimo de participación del conocimiento; la diferencia está en el porcentaje del valor agregado que proviene del conocimiento.

Así, por ejemplo, si usted produce un software que vende en $1,000 para bajarse del internet, unos cuantos centavos se irán a pagar la electricidad, el tiempo de la computadora, y unos cuantos costos más, y todo lo demás quedará como valor agregado. En cambio, al vender las piedras una gran parte se le irá en pagar las máquinas, los camiones y la energía usada en producirlas, y solo un pequeño porcentaje se deberá a su conocimiento—el dominio de las técnicas para sacar las piedras—y al trabajo de los obreros no especializados que harán las sencillas tareas necesarias para sacarlas. Así, como regla general, mientras el producto dependa más del pensamiento, mayor será el valor agregado que quedará para los seres humanos que participan en la producción.

Ahora bien, aunque hay actividades cuya producción está basada solo en el pensamiento—como las de Google, Facebook, y tantas otras empresas de software y de pensamiento puro—la economía del conocimiento no se limita a la suma de la producción de ellas. En realidad cualquier empresa puede aumentar el contenido del conocimiento en su producción desarrollando métodos e inventando productos que le permitan sacar más provecho de los recursos que tiene. Por ejemplo, usted puede aplicar sus conocimientos para aumentar el valor de la producción que usted saca con sus máquinas y camiones en su cantera.

Esto lo puede hacer diseñando estilos de piedras que puedan venderse más caras o aumentando el volumen de producción sin subir los costos en las piedras que ya produce, o combinando ambas acciones.

Es decir, el conocimiento se vuelve concreto a través de la creatividad (invención de nuevos productos), o a través de la adopción de tecnologías más eficientes. En ambos casos, usted necesita más conocimiento, para usted mismo y para su fuerza de trabajo. Usted no puede poner una fábrica de software con obreros que pueden mover piedras pero no saben leer ni escribir, ni saben matemáticas, ni saben programar.

De esta forma, la penetración de la economía del conocimiento depende menos de lo que se produce—software o productos agrícolas, por ejemplo—sino de la manera en la que se produce. Holanda e Israel, por ejemplo, han convertido la agricultura en una economía del conocimiento. Basados en altísima tecnología, Israel ha logrado convertir las arenas del desierto en tierras altamente productivas, mientras que los holandeses han convertido su país, cuyo suelo se congela por varios meses en el año, en un gran productor agrícola y en el centro mundial de la producción, el mercadeo y la logística de las flores. Así, los productos agrícolas de Holanda, Israel y muchos otros países (incluyendo Estados Unidos) contienen un altísimo contenido de conocimiento. Antes, la riqueza la daban las maquinarias. Hoy estamos en una economía mundial en la que un gramo de educación vale más que muchas toneladas de maquinarias.

Amazon y Alibaba han convertido las ventas al por menor en una industria del conocimiento. Y así, hay miles de ejemplos de actividades tradicionales que se han convertido en parte de la economía del conocimiento. Nosotros podemos convertir la economía de El Salvador en una economía del conocimiento, en parte introduciendo industrias de conocimiento puro, pero en la mayor parte aumentando la productividad de lo que hacemos con la mejoría continua de las tecnologías. No es lo que se hace; es cómo se hace.

De hecho, los aumentos en la productividad en las tareas más sencillas son las que tienen un impacto más grande porque aumentan los ingresos de más personas y aumentan más el tamaño de la economía. Esto, por ejemplo, vuelve terriblemente atractivo subir la productividad de la producción agrícola. Pero en todos los casos, para hacerlo se requiere de educación y conocimientos. Ese es el camino al alto valor agregado y al desarrollo.