Columna Transversal: ¿Por qué las ‘medidas extraordinarias’ no resuelven el problema?

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Por Paolo Luers

01 March 2018

La respuesta es muy simple: Las medidas extraordinarias afectan exclusivamente en los penales, cuando la violencia tiene lugar afuera, en los barrios, en los cantones, en las calles. Así de simple.

Las medidas extraordinarias, que no son otra cosa que un Estado de Emergencia aplicado en los 6 penales donde están detenidos pandilleros, con suspensión ‘temporal’ de derechos garantizados en la Constitución, en convenios internacionales y en la Ley Penitenciaria, surgen de una suposición equivocada: que las actividades de las pandillas, su violencia, y sus extorsiones, tienen su origen en los penales. Partiendo de esta tesis, parece lógico intervenir los penales. Parece. Pero la verdad es que el origen de la actividad de las pandillas está en la calle, en los barrios marginados y las comunidades precarias. Ahí nace y se reproduce. Y la guerra declarada contra las pandillas, sobre todo cuando afecta directamente a las comunidades y su población, echa leña a este fuego.

Aunque es cierto que durante años las actividades de las pandillas han sido conducidas desde los penales, porque ahí se encuentran sus cabecillas (nacionales, regionales y locales), esta verdad no permite sacar la conclusión que cortando la comunicación entre los pandilleros en los penales y los de la calle se logra descabezar y desmontar las pandillas y, por tanto, disminuir la violencia y las extorsiones que ejercen. Precisamente esta conclusión simplista es lo que ha llevado al gabinete de seguridad a apostar todo a la implementación de las medidas extraordinarias, y a insistir en su prolongación e incluso en convertirlas en permanentes.

Aislar a sus cabecillas presos, como lo hacen las medidas extraordinarias con cierta eficiencia, solo descabeza a las pandillas temporalmente, porque rápidamente le nacen otras cabezas. Con el aislamiento total de los cabecillas en el penal de máxima Seguridad Zacatecoluca, y con las medidas extraordinarias aplicadas en los penales de Ciudad Barrios, Izalco, Quezaltepeque, Gotera y Chalatenango, lo único que lograron fue que el mando de las pandillas pasó de los penales a la calle. Era ilógico esperar que por esto iban a bajar los homicidios o las extorsiones.

No nos olvidemos: Cuando el gobierno comenzó esta estrategia, a principios del 2015, con el traslado a todo el liderazgo nacional de las pandillas de regreso a Zacatraz, y luego con las medidas extraordinarias, comenzó el período más violento de nuestra historia reciente, con 6,657 homicidios en el 2015 y con 5,278 en el año 2016. El gobierno celebró como éxito haber logrado neutralizar y aislar al liderazgo de las pandillas, cortando su cadena de mando. Pero cortar la cadena de mando también significó un proceso de descentralización y atomización de las pandillas – y un relieve generacional. De repente cada clica y región, aisladas de su acostumbrada conducción centralizada desde los penales, estaba en manos de pandilleros mucho más jóvenes – y mucho más radicales y violentos. Muchos de estos cabecillas que de repente tomaron el control no habían participado de los procesos de discusión durante los años de la tregua. Muchos de ellos dijeron: “Ya no me hablen de diálogo y treguas, mucho menos de reducción de violencia - ya ven como les fue a aquellos que nos predicaban esto, los metieron a Zacatraz y botaron la llave…”

El gobierno del FMLN vende a la ciudadanía -y actualmente al electorado- las medidas extraordinarias como el plan maestro para derrotar a las pandillas. Pero esto no es cierto. La operatividad de la PNC y Fuerza Armada en los territorios no tiene nada que ver con estas medidas, que exclusivamente se enfocan en controlar los penales. Las medidas extraordinarias no ayudan en nada a los policías desplegados en barrios, comunidades y cantones, y mucho menos a mejorar la capacidad de investigación e inteligencia de la PNC. Es ahí donde se encuentran los verdaderos puntos débiles de la PNC.

El Estado de Excepción en los penales, aunque el gobierno logre conseguir que la Asamblea, con los votos del FMLN y sus aliados, prolongarlo un año más, no va a resolver nada en los terrenos, donde el Estado ha pedido presencia, control, simpatía y credibilidad, y donde es que se cometen las extorsiones y se genera la violencia.

Mientras el gobierno no tenga un plan integral, ni tampoco una estrategia operativa para cambiar la situación en los barrios y cantones donde ejercen control y se reproducen las pandillas, las medidas extraordinaria no van a resultar en más control, más seguridad y menos violencia. Mucho menos cuando la represión policial y militar de las pandillas sigue teniendo tanto daño colateral, afectando a cientos de miles de pobladores, sobre todos  a los jóvenes, de los barrios y cantones que se convierten en teatro de guerra.

Las medidas extraordinarias, mientras sustituyen una política integral de seguridad, son un engaño. Con mucha publicidad y propaganda alrededor de las medidas extraordinarias, el gobierno quiere dar la impresión de control. Claro, controlar unos penales es más fácil que controlar los territorios. Penales se pueden controlar a pura represión, los territorios no.