Sin crecimiento, no hay pacto que

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14 noviembre 2011

Sin crecimiento, no hay pacto que valga Luego de que la sociedad entera y particularmente las gremiales que representan al sector productivo han reiterado varias veces que se debe trabajar en un pacto fiscal, ahora el Presidente, reclama la necesidad del mismo. Después de que este gobierno ha despilfarrado sin mesura, ha sobre endeudado al país, y le ha colocado firmemente la soga al cuello a las finanzas del país, no queda más que entrarle al tema fiscal con responsabilidad. Fusades, ONGs que opinan sobre temas económicos, las gremiales empresariales, y los mismos funcionarios del gabinete económico están de acuerdo que es imperiosa la necesidad de un pacto fiscal. Lo preocupante, no obstante, es que para Casa Presidencial la definición de pacto parece ser ?hacemos lo que el ungido manda?. Dice el Presidente que ?el pacto fiscal se construye sobre la base del consenso? pero cualquiera que piensa distinto que él es descalificado. Según el Presidente el que no está de acuerdo con él y no crea que la solución sea pagar más impuestos es un mal empresario o mal salvadoreño o tienen agenda propia. Mientras los países que viven una crisis fiscal se aprietan el cincho, el Presidente solo habla de más gasto. Normalmente los lideres que manejan instituciones en crisis son los primeros en practicar austeridad en su propia persona y oficina, pero en nuestro caso el Presidente hace lo contario y transfiere $14 millones a CAPRES, no solo brincándose la Constitución, pero también sin dar explicación, sin transparencia, sin rendir cuentas, y dejando ?a pata? a las instituciones a quienes les recorta su presupuesto. Un pacto demanda un análisis integral de la gestión del gobierno, particularmente de las prioridades, la eficiencia de la gestión pública, la capacidad de ejecución, y la rendición de cuentas. Debe incorporar la focalización de subsidios, la eliminación de subsidios no justificados, y la evaluación de subsidios no transparentes. Además, no puede faltar un acuerdo sobre política de endeudamiento público. Un pacto fiscal es mucho más que solo ver como se exprime más a los que ya pagamos impuestos. Un pacto fiscal implica que anualmente se debe discutir el presupuesto antes de presentarlo a la Asamblea Legislativa. Este gobierno ha contratado desde su llegada más de 15,000 nuevos empleados en el sector público. Pero los servicios del gobierno central han empeorado. No es con más gente, más dinero, y más de lo mismo que se resuelven los problemas. Sin embargo continuamos alejándonos de lo sensato: el presupuesto presentado para el 2012 requiere $117 millones adicionales para sufragar el costo de más de 6,000 plazas adicionales. No es posible que sin ninguna pena presenten un presupuesto para usar $43 millones para subsidiar el transporte público aunque a la fecha no se ha presentado ninguna justificación técnica. Este subsidio se maneja sin transparencia, sin exigir al sector nada a cambio, aunque a los buses le fallen los frenos, se le caigan las ruedas, no tengan asientos, y no paguen sus multas. Sencillamente este gobierno no tiene el valor de enfrentar este sector que históricamente ha negociado a base de amenazas y nunca sobre bases técnicas. El destino de estos $43 millones debe negociarse de forma transparente y debe ser discutido públicamente. No se vale intentar pasarse de ingenuo. El Presidente dice que un Pacto Fiscal no involucra necesariamente nuevos impuestos. Dice que en todo caso eso lo decidirá el comité, grupo, o el CES, depende adonde se negocie el pacto. Y además lo aprobaría la Asamblea Legislativa. ¿A quién quiere engañar con esto? Desde ya se quiere lavar las manos. Todos sabemos que el estado salvadoreño no aguanta el ritmo de gasto actual. Sabemos que el país tiene topada la tarjeta y el gobierno de Funes sigue gastando más de lo que recibe en ingresos. La sociedad, las fuerzas políticas, y el Ejecutivo deben alcanzar un pacto fiscal. Se requiere que se haga con transparencia y que participen en el proceso individuos de reconocido prestigio y conocimiento en la materia, que se agreguen la buenas ideas que aporte el sector productivo, que incorporen las recomendaciones de Fusades, y del Fondo Monetario, cuando sea posible. Pero antes de hablar de los temas mencionados arriba, que son imprescindibles para alcanzar un pacto, se debe discutir y acordar como dinamizar la economía. De no ser así, no hay pacto que funcione. Miguel Lacayo