La hora del crujir de dientes

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20 junio 2013

Pareciera que la época de creación desaforada de dinero está llegando a su fin, y con ella la de los booms en acciones y en productos primarios, y la de las altas tasas de crecimiento de los países latinoamericanos, y las de los grandes influjos de capital hacia la América Latina.

El final de la época ha sido marcado por la misma autoridad que causó su comienzo: el presidente de la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos que, en dos encarnaciones, Alan Greenspan y Ben Bernanke, llevaron al mundo a un período sin precedentes desde la Gran Depresión de los años treinta en el que varias burbujas precedieron a varias y estrepitosas crisis, de las cuales la peor, hasta ahora, ha sido la de 2008.

El final de esta época se marcó con unas declaraciones de Bernanke, que dijo hace unos días que para mediados de 2014 reducirá a cero el volumen de dinero que la Fed está creando ahora (85 mil millones de dólares por mes).

Con sólo el anuncio de que lo hará, los precios de las acciones y los productos primarios y los bonos soberanos están cayendo estrepitosamente en todo el mundo.

Esto se veía venir.

Durante las presidencias de Greenspan y Bernanke y de varios secretarios del Tesoro de Estados Unidos la gente llegó a creer que la prudencia en la creación de dinero y en el manejo de las finanzas públicas era una actitud arcaica, adoptada por ignorantes que no comprendían que en los tiempos modernos no hay límites para nada.

Creyeron que crear dinero no costaba nada, y que a fuerza de hacerlo y de tener déficits fiscales se podía hacer crecer a las economías, para siempre.

Pero como se ve en la gráfica adjunta, que cubre los últimos diez años de Greenspan y Bernanke, la producción real (mostrada en la gráfica por el nivel de producción industrial) casi no aumentó y ahora está más o menos igual a su nivel de 2004.

Lo que se movió hacia arriba fueron los precios de las acciones y de los productos primarios, en dos burbujas especulativas que hicieron enorme daño a la economía mundial.

En los años anteriores (Greenspan tomó la presidencia de la Fed en 1987), Greenspan generó la burbuja de los dot.com en los noventas y la de las viviendas de principios de los 2000 a 2008, que culminó con el colapso financiero de ese año, que causó enormes daños en el mundo entero.

Tontamente, la gente llegó a pensar que si los precios de las acciones subían tanto, era muestra de que la creación desmedida de dinero era buena para la economía.

Bástele comparar las curvas de los precios especulativos con la producción real industrial para darse cuenta de que todo el dinero se fue en especulación y no en producción.

El daño de estos excesos ha sido enorme porque la creación de dinero no ha sido gratis.

Es terriblemente costosa.

Con el aumento de dinero en circulación, aumentó la demanda en Estados Unidos, que aumentó enormemente las importaciones de ese país.

Varios países, entre ellos Alemania, Japón y China llenaron esa demanda con bienes industriales, para los que necesitaban materias primas (es decir, productos primarios).

Estados Unidos pagó por esas importaciones con deuda, que se ha acumulado a niveles récord y que los ciudadanos tienen que servir pagando intereses sobre ella.

Mientras más se debe, más tiene que gastarse en pagar intereses y menos queda para pagar los otros gastos del estado y de la sociedad.

Hay un límite al endeudamiento.

Este es el límite al que Estados Unidos está llegando.

Hasta Bernanke se ha dado cuenta de que no puede seguir creando dinero y generando deuda.

?Grafica FUENTE DE DATOS BASICOS: IFS del Fondo Monetario Internacional Ahora viene el otro lado de la francachela-el ajuste al frenazo monetario que ya se ve llegar.

Sin la impresión de dinero que empujaba los precios de las acciones y los productos primarios, éstos se desplomarán, causando pérdidas a muchos jugadores y generando las condiciones para una crisis financiera, similar pero peor que la de 2008.

Ya los precios han comenzado a caer.

Es la hora de pagar el precio de las sonrisas de Bernanke.

Para los países latinoamericanos estos excesos fueron positivos por un rato, porque vendieron muchos productos primarios a China, para que China los convirtiera en productos industriales y los exportara a Estados Unidos.

Eso le creó un enorme boom, que ellos creyeron que probaba que sus políticas económicas eran excelentes, sin darse cuenta de que provenían de los excesos de Bernanke.

Estos países se beneficiaron no sólo de mayores exportaciones sino también de grandes influjos de capital, que llegaba atraído porque las tasas de interés en ellos son más altas que en Estados Unidos.

Fue como un doble empujón hacia el crecimiento.

Ahora, sin embargo, el empujón para abajo: con los precios de los productos primarios cayendo, y el capital regresando a Estados Unidos porque las tasas de interés subirán allá, las economías latinoamericanas sufrirán crisis muy profundas.

El Salvador sufrirá mucho menos porque nosotros casi no exportamos productos primarios.

La mayor parte de nuestras exportaciones son manufacturas.

Sufriremos porque el mundo entero entrará en una recesión.

Manuel Hinds La hora del crujir de dientes