Un mal precedente

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11 September 2013

Un mal precedente

Observador Político E l Salvador ha tenido por toda su historia un récord de buen pago, lo cual no sólo ha sido fuente de prestigio en el pasado sino que además le valió tener de 1997 a 2010 la calificación de grado de inversión, una calificación que entre fines de los noventas y principios de los dos mil sólo El Salvador y Chile tenían en toda Latinoamérica. Esa calificación redujo las tasas de interés que pagaba el país y permitió usar los dineros ahorrados para llenar otras necesidades gubernamentales. Ese es el comportamiento fiscal que debe esperarse de un gobierno que respeta la institucionalidad del país. El FMLN no ha mostrado este respeto fiscal en al menos dos ocasiones. El jueves 12 de marzo de 2009, El Diario de Hoy publicó una noticia diciendo que el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) había suspendido los créditos y desembolsos para El Salvador debido a la mora de un préstamo concedido a la alcaldía de San Salvador. La noticia decía que Ricardo Mora, gerente regional del BCIE en El Salvador, le había enviado una nota al Ministro de Hacienda, William Hándal, diciendo lo siguiente: ?En atención a las políticas internas del BCIE hacemos de su conocimiento que la situación actual del préstamo No. 1531 nos impide atender desembolsos de otras facilidades crediticias otorgadas a la República de El Salvador, en vista de que el Gobierno Central funge como fiador del empréstito?. La alcaldía estaba en manos del FMLN en esos momentos. La reacción de la oposición no se hizo esperar. En el mismo periódico había otra noticia, que comenzaba de la siguiente manera: ?El alcalde electo de San Salvador, Norman Quijano, calificó de ?irresponsable? la mora que ha acumulado la alcaldía de San Salvador, en torno del préstamo otorgado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), pues será un tema que de no resolverse en esta gestión, lo heredará la entrante. Esta es una irresponsabilidad más (por parte de la alcaldía)?, declaró el próximo jefe edilicio de la capital.? En mayo y junio de este año publiqué tres artículos criticando severamente un atraso de FONAVIPO en el pago de un préstamo del Banco Centroamericano de Integración (BCIE) (Destruyendo al país, La pérdida del pudor y El matarife y FONAVIPO). En estos artículos enfaticé que pocas cosas hay que sean más negativas para el desarrollo del país que el adquirir la fama de ser mala paga, tomar las obligaciones del país a la ligera y pensar que da lo mismo pagar el día del vencimiento que pagar días o semanas o meses después. El pago puntual es importante porque la falta de seriedad en los pagos afecta negativamente al prestigio nacional. Pero también porque tiene un costo económico. Lleva a la degradación de la calificación crediticia del país y sus instituciones, lo cual las fuerza al gobierno a pagar tasas más altas de interés. Estos intereses más altos son una carga innecesaria para la Nación, ya que los dineros adicionales que hay que pagar podrían ser usados para otras cosas si sólo se pagaran las deudas a tiempo. Nada de esto era sorpresa. El FMLN, un partido populista, no presta atención a las obligaciones del país y pone en peligro el buen crédito de las instituciones del país. Los daños de las moras anteriores fueron serios. En el primer caso, el de la alcaldía bajo el control del FMLN, el BCIE suspendió los desembolsos al gobierno por la irresponsabilidad de la alcaldía. En el segundo caso, la agencia calificadora Fitch bajó la calificación a la deuda de FONAVIPO y tomó en cuenta esta baja en la determinación de los prospectos de la calificación del país. Estos problemas son los que uno espera que desaparezcan una vez el populismo del FMLN regrese a la oposición. Por eso es que causa desmayo el ver que la alcaldía de San Salvador bajo el control de ARENA incumplió con el pago de agosto de un préstamo que tiene con el mismo BCIE. En ese mes, la alcaldía pagó al BCIE 89,500 dólares, dejando sin pagar casi 240,000 más. Eventualmente la alcaldía pagó esta suma, igual que la alcaldía anterior y FONAVIPO también pagaron. Pero el haberse atrasado es tan inexcusable en el tercer caso como en los dos primeros. Es inexcusable porque el pago puntual sólo requiere una buena programación financiera, de esas que hasta un adolescente puede preparar cuando acumula fondos para poder salir el viernes. La irresponsabilidad fiscal de la alcaldía también ha puesto en evidencia un problema más profundo: el doble estándar que tenemos en El Salvador para juzgar de manera diferente los errores y las barbaridades del gobierno, dependiendo de quién es el que los ha cometido. Si los ha cometido el opositor, se critican con dureza. Si los ha cometido el partido nuestro, a callarlos y a proceder como si no se hubieran cometido. Y el que habla de ellos es traidor. Esta actitud es peligrosa por varias razones. Primero y principal nos mantiene en el subdesarrollo, porque cada partido se siente con el derecho de cometer cualquier barbaridad, como atrasarse en los pagos, porque sus partidarios lo van a defender. De esta manera, los vicios, una vez que aparecen, nunca se corrigen. Los cometen impunemente los unos y los otros. Segundo, el doble estándar genera un cinismo muy dañino entre los electores, que dicen que todos los políticos y sus partidos son iguales y se quejan de que sólo les dan oportunidad de escoger ?al menos peor?. Esto lleva al rechazo de la clase política y a una dañina falta de deseo de votar de la población que erosiona la democracia. Tercero, el que más pierde es el partido que dice estar con la institucionalidad. Al fin y al cabo, el FMLN está por la arbitrariedad, por el irrespeto a las instituciones que caracteriza a Cuba y a Venezuela. ARENA, en cambio, dice estar por el orden constitucional, por la seriedad en el gobierno, por la responsabilidad con el pueblo. Para que le crean, tiene que predicar con el ejemplo. Su atraso en la alcaldía fue un gran paso para atrás. Ahora tiene que demostrar que si llega al poder manejará las finanzas públicas con la responsabilidad que se merecen. Si no, además de incompetente, lo acusarán de hipócrita.

Por Manuel Hinds