Las bolas de cristal se han empañado

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06 marzo 2014

Las bolas de cristal

se han empañado L Por Joaquín Samayoa Observador Político o que en algún momento pareció evidente e inevitable ha dejado de serlo. A dos días de la elección presidencial definitiva, no hay un seguro ganador. En ambos bandos puede haber optimismo o pesimismo, pero eso cae en el ámbito de la subjetividad humana, como producto de intuiciones, deseos o temores que pueden estar más o menos sustentados en la realidad. En la historia de eventos electorales en países que obligan al ?repechaje? cuando nadie logra una sólida mayoría, hay experiencias de ratificación y también de reversión de los resultados de primeras rondas. En las ciencias políticas, la búsqueda de constantes a partir de casos particulares es un método válido sólo si se sabe dar cuenta con rigurosidad de todas las peculiaridades. No se puede tomar antojadizamente dos o tres casos para sustentar una teoría. A los interesados en el tema les recomiendo los escritos del Prof. Alexander George, de Stanford University. En nuestro caso, ha habido sucesos relevantes en el corto tiempo transcurrido desde el pasado 2 de Febrero. Ninguno de ellos es determinante por sí mismo, pero en conjunto pueden haber influido para acortar significativamente la diferencia de adhesiones manifiestas a cada uno de los partidos que se enfrentan nuevamente el próximo domingo. En la primera vuelta, el voto opositor al FMLN estuvo fraccionado. Eso cambia al haber un único partido compitiendo contra el FMLN. El nuevo escenario no significa una ganancia automática para ARENA, pero sin duda es un factor de cohesión para el voto de derecha y para el voto que, sin ser de derecha, encuentra riesgosa o perturbadora la opción de continuar fortaleciendo a un partido que, por propias declaraciones de principios, es marxista leninista, simpatizante del socialismo del siglo XXI y, como mínimo, busca a mediano plazo la concentración del poder y una creciente intervención estatal invasiva. Esos principios ideológicos, que normalmente resultan incomprensibles para amplios sectores poco educados en nuestra sociedad, han alcanzado dramáticos niveles de concreción y visibilidad en la crisis que ha llevado a cientos de miles de personas a sostener por varias semanas una protesta masiva en las principales ciudades venezolanas. Seguramente entre esos manifestantes hay muchos que por largo tiempo no alcanzaron a ver lo que se estaba cocinando en el hermano país y pensaron que las advertencias eran tácticas de un sector interesado en solamente en recuperar injustos privilegios. Lo que ha estado ocurriendo en Venezuela desde nuestra primera cita en las urnas hasta la fecha puede haber sacudido el letargo en que parecían encontrarse muchos salvadoreños que en aquella ocasión no estimaron necesario hacer buen uso de su derecho a elegir gobernantes y, más que eso, una forma de gobierno muy imperfecta pero mucho más compatible que otras con las aspiraciones de libertad y el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos. Por otra parte, el gran perdedor de la primera vuelta, que había conducido una campaña con casi todos los errores previstos en el catálogo de acción política, ha mostrado capacidad para reaccionar positivamente y corregir al menos los errores que podían corregirse en unas pocas semanas antes del 9 de Marzo. Eso se ha traducido en una mayor participación de sus bases y de grupos independientes que comparten sus principios democráticos. Es bastante notorio y expansivo el entusiasmo que ahora exhiben los militantes y simpatizantes de ARENA. Y, al fin de cuentas, esa actitud de confianza y dignidad es la que ayuda a ganar elecciones. No es que se hayan disipado todas las dudas o que se hayan superado todos los problemas en ARENA, pero empieza a verse una mayor madurez para aceptar que no todo puede hacerse siempre de la manera que a cada uno le gustaría. Siempre pensé, y ahora lo hago con más convicción, que al final de la jornada ésta sería una elección presidencial bastante reñida, lo cual independientemente de quién salga ganador es positivo para la democracia, como también es positivo lograr la mayor afluencia posible de votantes. Puedo estar equivocado en mi percepción de los ánimos de la población, pero sería bueno que ambos partidos se preparen tanto para el triunfo como para la derrota. Y para no alentar expectativas que podrían terminar en una enorme frustración, es sumamente importante que el TSE sea muy responsable en la forma como va divulgando los resultados parciales. No es bueno empezar con los resultados de centros de votación donde se sabe que los votantes favorecen marcadamente a uno u otro partido. Sería bueno no hacer el primer anuncio mientras no se haya acumulado una cantidad suficiente y diversa de centros de votación.