ARENA persiste en ignorar a Darwin

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Por Mirella Cáceres

04 July 2017

La insatisfacción de la población con el actual gobierno se ha venido poniendo en evidencia con cifras contundentes en todas las encuestas de opinión. Esa percepción tiene un sustrato objetivo que se refleja en un evidente deterioro de todos los indicadores de desarrollo económico y social.

Ante ese estado de cosas, uno podría pensar que ARENA, como principal partido de oposición, debiera tener un paseo de campo el día de los importantes eventos electorales que se aproximan.

Sin embargo, el espectro de una lamentable derrota sigue siendo real para los tricolores y para el país. No porque el FMLN pueda derrotarlos, sino porque ellos mismos parecen fatalmente destinados a hacerlo. Si ARENA no logra que la población insatisfecha le conceda al menos el beneficio de la duda; si no logra que la clase media de los principales centros urbanos quiera darle una nueva oportunidad; si no logra entusiasmar a las nuevas generaciones de votantes, es muy posible que tenga pésimos resultados en las próximas contiendas electorales.

Hacia ese desenlace apuntan, como parte ya de un patrón, las decisiones del Coena que ocasionaron la renuncia de los diputados Wright y Valiente a optar por la candidatura para un nuevo período como representantes del pueblo en la Asamblea Legislativa. Y ojalá no sean del todo ciertas las versiones que circulan en redes sociales sobre las razones por las que el Coena impidió la inscripción de las suplentes propuestas por Wright y Valiente, porque si lo fueran, ARENA estaría bastante peor de lo que muchos imaginan.

De ser ciertas esas explicaciones, la dirigencia arenera estaría poniendo de manifiesto una tremenda rigidez política por el solo hecho de crearse un problema por dos precandidatas suplentes, que ni tendrían mucha ocasión de suplir porque los diputados que las proponen son muy cumplidos y diligentes en su trabajo y no se la pasan viajando como muchos otros.

Peor aún si pretenden justificar el rechazo a Aída Betancourt Simán aduciendo que no llena el perfil. ¿De qué estamos hablando? ¿Cuál perfil? Porque si se refiere a formación académica, sintonía con los valores y aspiraciones democráticas de nuestra sociedad, honestidad, inteligencia y capacidad para debatir ideas, resulta que Aída les da por lo menos cuatro vueltas a casi todos los diputados actuales de ARENA y de los demás partidos. Así de simple.

Si, como afirman algunos allegados a las entrañas de ARENA, el rechazo a Aída se debe a que la consideran de izquierda. O no la conocen o tienen ellos posiciones de tan extrema derecha que el resto del mundo les queda a su izquierda. Eso significaría que ARENA está inmersa en un peligroso proceso de involución ideológica que no se detendrá hasta dar nueva vida a lo más deplorable de su ADN y de su historia. Un partido con esa mentalidad no le resulta atractivo ni confiable a la mayoría de salvadoreños

Pero lo más preocupante es que los señores y señoras del Coena ni siquiera están defendiendo bien las posiciones de centro o derecha en temas políticos y económicos. Es la derecha religiosa la que se ha venido haciendo cada vez más influyente. Algunos dirigentes se están dejando manipular por personas que confunden la religión con la política y terminan sirviendo mal a ambas.

Independientemente de sus buenas o no tan buenas intenciones, y habida cuenta de las excepciones que siempre existen, son personas que ostentan una actitud bastante repugnante de superioridad moral, desde la cual ven de menos a quienes tienen valores diferentes y a quienes tienen la convicción de que es correcto imponer a toda la población unas determinadas creencias religiosas.

Estas personas incurren en graves errores. En primer lugar, reducen el ámbito de moralidad cristiana a dos únicos temas: el aborto y la homosexualidad. En segundo lugar, no caen en la cuenta del peligroso precedente que intentan establecer al justificar que el Estado anule la libertad de conciencia y tenga la potestad de imponer una moral oficial.

Aún desde su estrecha visión religiosa, no hace ningún sentido abrir las puertas a que el día de mañana sean otros los que dominen invasivamente las principales instancias decisorias del Estado y les impongan leyes y regulaciones en esos y en otros temas controversiales. Los paladines de la moral religiosa no caen en la cuenta que con su intolerancia ellos mismos se están clavando la estaca. Están dispuestos a ceder el poder político con tal de sentirse bien apartando a quienes podrían tener una visión crítica o unas ideas diferentes en algunos de los muchos temas relevantes para el futuro del país.

No les vendría nada mal entender que los hallazgos científicos de Darwin son también relevantes en la dimensión política. Si la supervivencia de las especies dependiera de la rigidez y la fuerza, todavía tendríamos dinosaurios, en vez de perros y gatos, merodeando por las calles de las grandes ciudades.

Sobrevive el más apto, el que tiene mayor capacidad de adaptación. No se les pide que renuncien a sus creencias, solo que no quieran hacerlas prevalecer sobre cualquier otro criterio o consideración.

Reflexione el Coena. No solo están perdiendo a dos diputados excelentes, los más emblemáticos de los cambios que demanda la sociedad. También están perdiendo a importantes líderes de opinión y están alienando a los sectores sin los cuales no pueden ganar una elección.