Parte de la comida en el foro de las pensiones

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24 April 2016

E

l gobierno realizará hoy en un hotel de la capital un evento llamado "Foro de Debate sobre Proyecto de Reformas a la Ley del Sistema de Ahorro para Pensiones Presentado por el Gobierno".

El evento es una farsa en todas sus dimensiones. Primero, es claro que el gobierno está llevando adelante este foro de menos de ocho horas sólo para pretender que la sociedad ha sido consultada y que los diputados han tenido tiempo para conocer y discutir la propuesta de reforma del gobierno, además de otras propuestas alternativas. En realidad, todo indica que el gobierno quiere presentar la reforma a la Asamblea este mismo jueves, tal y como está o sólo con algún cambio cosmético. No puede haber verdadera discusión de un tema tan complejo en un espacio de apenas ocho horas, o incluso, en el de los tres días que faltan para la presentación en la Asamblea.

El foro también es una farsa en otra dimensión fundamental: lo que se presenta no es una reforma del sistema de pensiones sino una confiscación de los ahorros de los futuros pensionados para obtener fondos para el gobierno. El tema real es el financiamiento de los gastos desaforados del gobierno. Se disfraza de una reforma de pensiones porque es impresentable, aun para este gobierno, financiarlos con la desnuda confiscación de los ahorros de los futuros pensionados.

Es decir, el foro será una farsa porque no se estará tocando el verdadero tema por el que realmente fue organizado: facilitar la confiscación de los ahorros de los pensionados. El foro también será una farsa porque no influirá en nada en la decisión que el gobierno ya tomó de llevar adelante la confiscación.

Pero el foro será una farsa también en un sentido más profundo—en el ocultamiento de la verdad a la gente que va a ser victimizada con la reforma. Hay muchos de los dueños de los ahorros que el gobierno quiere confiscar que ya están conscientes del daño que el gobierno les quiere hacer, pero hay también muchos otros que no lo están. Hay dos tipos de estos. Unos son los ahorrantes que o no se han dado cuenta de lo que está pasando o han caído presas de la campaña de odio que el gobierno ha lanzado para disfrazar la confiscación. Los otros son los diputados que voten por la reforma, que creen que por ser diputados son inmunes a las consecuencias negativas de sus actos, y que pueden quitar y dar a su antojo sin tener que enfrentar a la ley en el futuro. Parecen creer que emitir una ley que es inconstitucional no los expone a ningún castigo, sino solo a la derogación de la ley en cuestión. Están muy equivocados en este caso especifico.

Es cierto que los diputados tienen fuero para muchas cosas. Pero no para la confiscación, que está prohibida explícitamente por la Constitución. El artículo 106, que en su quinto inciso la Constitución dice claramente: "Se prohíbe la confiscación ya sea como pena o en cualquier otro concepto."

Y luego añade con meridiana claridad: "Las autoridades que contravengan este precepto responderán en todo tiempo con sus personas y bienes del daño inferido. Los bienes confiscados son imprescriptibles." Es decir, los confiscados pueden perseguir y embargar a todas las autoridades que hayan intervenido en la confiscación—incluyendo prominentemente a los diputados.

El foro, pues, es una farsa en este otro sentido: el de ser una velada en la que el gobierno le dará a los diputados la sensación de que esta es una decisión como cualquier otra, que pueden tomar sin ninguna consecuencia personal. En este caso la tiene, y es terrible, porque los bienes confiscados son imprescriptibles, de modo que pueden ser perseguidos por toda su vida y la de sus herederos, porque las víctimas pueden abrirles a cada diputado más de un millón de juicios (uno por cada confiscación), y porque no habrá partido, ni fracción, ni político que pueda defenderlos en este tema.

El gobierno y el FMLN les pueden ofrecer a los diputados miles de incentivos para votar a favor de esta reforma, pero no pueden evitar que esos incentivos y más desaparezcan en procesos posteriores que los dejarán en la lipidia. Todos los diputados que han pensado votar por la confiscación deberían de detenerse a pensar y darse cuenta de que, creyendo que son parte de los comensales en esta farsa, en realidad son parte de la comida.