La política gremial

descripción de la imagen

Por

07 March 2016

Ahora que se acercan las elecciones de la nueva directiva de ANEP, se vuelve a presentar una corriente de pensamiento que pretende que la mejor manera en la que el sector privado puede contribuir al progreso del país es plegándose a la autoridad estatal, callándose cualquier crítica que esta pueda merecer, y generando un ambiente de cálido entendimiento con los políticos del Gobierno. ¿Qué tan cierto es esto?

Sería cierto si los desaciertos e incompetencias del gobierno se debieran a la polarización política del país, a que la oposición ha sido demasiado fuerte, a que ha bloqueado iniciativas brillantes del Gobierno o a que ha frustrado genuinos esfuerzos de este para resolver los serios problemas de nuestra sociedad… pero no se deben a eso.

Al contrario, los gobiernos del FMLN han tenido todo lo que han querido, incluyendo, hasta las elecciones de diputados de 2015, la mayoría calificada en la Asamblea que les permitió aumentar impuestos a mansalva, endeudar al país hasta el tope y malgastar todos estos recursos mientras todos los servicios públicos se deterioraban. Todavía tienen la mayoría simple. Con esa mayoría, por casi siete años ya, el FMLN ha podido pasar las leyes que ha querido, modificar las que le da la gana, y emitir los decretos ejecutivos que se le han ocurrido. El desastre actual, visible en el colapso de todas las tareas que el Gobierno debe cumplir y en el desorden fiscal que lo ha acompañado, es puramente la obra del FMLN.

El Gobierno por supuesto apoya la idea de que el sector privado deje de criticar al gobierno y más bien dé una impresión de gran hermandad con este. Pero esto no es porque el Gobierno esté buscando un acercamiento con la población. Lo que quiere no es escuchar al pueblo sino tenerlo callado.

Así, el Gobierno insiste en que la crisis que vive la población por la inseguridad que prevalece en el país con más criminalidad en el mundo es simplemente un fenómeno mediático provocado por los enemigos del régimen, que "quieren desestabilizar al gobierno". Más aun, voceros del FMLN dicen que la violencia la causan los empresarios porque ellos son los que venden las armas.

El Gobierno ha llegado hasta el punto de considerar que las legítimas preguntas de los periodistas en conferencias de prensa, formuladas en tono muy respetuoso, son faltas de respeto y no deben contestarse. El Presidente mismo interrumpió varias veces a la periodista Paola Alemán diciéndole que respetara a sus ministros porque ella estaba preguntando si las autoridades de Seguridad habían aprobado la realización de la fiesta pornográfica que se organizó para los presos en unas prisiones nacionales. Esto no evidencia ninguna intención del Gobierno de mejorar el diálogo. Evidencia que el Gobierno tiene la idea de que está por encima de cualquier cuestionamiento, más aun de cualquier crítica.

Y no es que el Gobierno esté pensando en cambiar sus acciones o sus actitudes. Si no hubiera sido porque las elecciones de 2015 le quitaron la mayoría calificada al FMLN y sus coaligados, la deuda ya habría aumentado en otros 1,200 millones de dólares que habrían sido inmediatamente dilapidados en las mismas actividades que nos han llevado a la situación actual.

Igualmente, el Gobierno ya hubiera expropiado los ahorros de los cotizantes de las pensiones si no hubiera sido porque el sector privado, incluyendo la ANEP, las gremiales empresariales que la componen y muchos sindicatos, se ha opuesto firmemente a este abuso de poder.

¿Es esto lo que quieren los que proponen convertir a la ANEP en una entusiasta aplaudidora de todo lo que hace el Gobierno? ¿Qué aplauda o que se quede callada cuando el Gobierno anuncie que va a expropiar las pensiones, que va a endeudar más al país, que va a seguir tratando los problemas de seguridad como si fueran un invento de los medios, que va a acusar de irrespetuosos a los periodistas que pidan explicaciones?

El Gobierno estaría feliz con eso, pero esa felicidad se ganaría con el acallamiento del sufrimiento del pueblo y con la deshonra del sector privado, que como conjunto debe defender la verdad, no los intereses de un partido político que está llevando al país a su perdición.

La idea de que la ANEP que el país necesita es una que calle todas estas cosas no resiste el más mínimo análisis. Al contrario, lo que se necesita, no solo de la ANEP, sino de todas las agrupaciones cívicas, es una actitud de crítica ante la situación tan triste a la que los gobiernos del FMLN han llevado al país y ante el silencio que éstos quieren imponer sobre las opiniones del pueblo.