Los escenarios políticos para 2019

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30 December 2018

En todas las elecciones presidenciales de la posguerra, muchos tuvieron la percepción que estaba en juego todo: el carácter de la república, la democracia, la paz social, la viabilidad económica.

Pero no era así. Estos miedos alimentaban los discursos de campaña, pero nunca la base sobre la cual funcionaba la política. Por esto en 2009 pudo haber una transición del poder sin sobresaltos, totalmente pacífica y ampliamente aceptada por la sociedad y toda la clase política.

Se estaban enfrentando (y al final alternando en el poder) las dos fuerzas que juntos habían creado, con los Acuerdos de Paz y las correspondientes reformas constitucionales, el sistema democrático pluralista, con independencia de poderes y garantía de las libertades. Aunque ARENA y Frente tuvieron (y siguen teniendo) diferentes concepciones de cómo desarrollar este sistema, ambos en esencia estaban comprometidos a defenderlo. Y no solo los dos partidos de la polaridad política, sino toda la sociedad tuvo este consenso básico.

Este consenso se ha roto con el surgimiento de una fuerza meramente populista. El populismo no es nada nuevo en El Salvador, no lo inventó Nayib Bukele. Tanto la derecha y la izquierda tuvieron sus delirios populistas, con sus presidentes Tony Saca y Mauricio Funes. Lo nuevo es que ahora surgió una fuerza que en forma y fondo es nada más que populista, sin ninguna limitación por parte de una definición ideológica. Por esto resultó tan fácil fusionar Nuevas Ideas con GANA. Surgió una fuerza antipolítica que declara que quiere cambiar el sistema partidario -y que busca modificar el sistema republicano de pesos y contrapesos. Bukele y Ulloa hablan de transitar a una “Segunda República”, mediante una Constituyente. Hablan de una gobernabilidad que no reside en mayorías legislativas y acuerdos entre partidos, sino que en la relación entre “el líder” y “su pueblo”.

La primera interrogante para 2019: ¿Prevalecerá el consenso de defender la República fundada en los Acuerdos de Paz, con una polarización partidaria dentro del mismo sistema político o esta polarización será sustituida por una entre “el sistema” y una fuerza antisistema?

Tendremos para 2019 dos escenarios: O asumirá el poder Carlos Calleja, con apoyo de ARENA, PCN y PDC, o Nayib Bukele, con apoyo de Nuevas Ideas y GANA. Dibujemos estos escenarios.

Un gobierno de Calleja tendrá bastante posibilidades de crear mejoras en los principales problemas de país, aunque esto dependerá del apoyo que encuentre en la sociedad para los cambios necesarios y contra las resistencias incluso en sus propios partidos.

- Gobernabilidad sólida en la Asamblea Legislativa para arrancar con las iniciativas legislativas necesarias (y posiblemente no populares);

- Un gobierno más eficiente y transparente;

- Un gobierno que redefina las prioridades del Estado, abandonando la práctica clientelista de los últimos tres gobiernos;

- Un boom de inversión, debido a inversiones retenidas en los últimos años y una mejor relación entre gobierno y sector privado;

- Menos peligro para la estabilidad institucional, más seguridad jurídica; más predictibilidad para los inversionistas;

- Voluntad de enfrentar el problema de seguridad con inversión social sostenida y focalizada, en vez de apostar por una guerra interminable contra las pandillas.

En cambio, con un gobierno de Bukele enfrentaríamos el peligro que varios de los principales problemas del país se agraven:

- Tensa relación gobierno-sector privado;

- Poca capacidad administrativa y de ejecución;

- Prioridad de gastos de carácter clientelista y en proyectos de impacto mediático;

- Incertidumbre sobre las políticas de seguridad, ya que Bukele evade este tema.

- Falta de gobernabilidad en el Legislativo, con el peligro de resolver este vacío con medidas que atenten contra la separación de poderes.

Para prevenir los riesgos que plantea este segundo escenario de 2019, es fundamental que se haga desde ya, aprovechando la correlación de fuerzas en la Asamblea, todo lo posible para fortalecer la institucionalidad:

- Tener una Fiscalía General fuerte e independiente;

- No sabemos si la nueva Sala responde a este criterio. Hay que presionar desde la ciudadanía;

- Fortalecer la capacidad de incidencia de la Sociedad Civil y sus articulaciones gremiales, sociales y académicas;

- Avanzar decididamente en la renovación de los partidos, en especial FMLN y ARENA, moviéndolos al centro, democratizándolos, recuperando la confianza ciudadana;

- Robustecer la libertad de expresión y la independencia y la capacidad de incidencia de los medios de comunicación.

Todo esto es esencial, gane quien gane. También Calleja necesitará una ciudadanía activa e instituciones fuertes, para facilitar que realmente pueda formar un gobierno que no corresponda a intereses particulares y partidarios.

Entonces, las otras interrogantes para 2019 son:

¿Logra el FMLN parar su declive, posicionarse como una propuesta válida de izquierda, deshacerse de sus tendencias populistas, y ejercer su rol de oposición y correctivo ante el gobierno que salga electo?

¿Logra ARENA aprovechar los nuevos aires aportados por sus nuevas figuras Carlos Calleja, Javier Simán y Carmen Aída Lazo para hacer irreversible su renovación, independientemente si le toca gobernar o ejercer la oposición y la defensa de la institucionalidad?

¿En qué tipo de fuerza se va a convertir la alianza que respalda a Bukele? Todo indica que no va a perdurar, gane o pierda las elecciones presidenciales. En ambos casos, habrá una competencia férrea entre GANA y Nuevas Ideas sobre quién de los dos se convertirá en 2021 en la verdadera tercera fuerza en la Asamblea y en los gobiernos locales.