Felices fiestas de fin de año

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19 December 2018

Quedan pocos días hábiles para el cierre del año 2018 en las diversas instituciones del aparato estatal. Sería maravilloso lograr un buen cierre para poder abordar, con la mesa libre de conflictos y enredos, las actividades del nuevo año. La Asamblea Legislativa tiene dos importantes tareas todavía pendientes de completar dentro del período que manda la ley. Dos tareas que debieran haber sido más fáciles, luego del tremendo desgaste y retraso en la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia.

La primera de ellas es la votación sobre el presupuesto general de la nación. Si las decisiones legislativas fueran racionales, ésta habría sido una decisión simple y rápida. No es posible aprobar un presupuesto que el Ejecutivo ha enviado con un cuantioso déficit. El país está hasta el cogote con tanta deuda acumulada. Desde hace varios años, una parte considerable de los fondos públicos debe aplicarse al pago de las deudas y sus correspondientes intereses. Esto limita enormemente la posibilidad de inversión pública y nos sumerge cada vez más en el círculo vicioso del subdesarrollo. Es evidente que debe reducirse drásticamente el gasto a partir del 2019.

El Ejecutivo debe ser forzado a manejar más responsablemente los fondos públicos. Este es un trago muy amargo para el partido de gobierno, ya que los mayores recortes debieran darse en los programas clientelares, en las muchas prebendas a una clase política parasitaria, en el asistencialismo desenfocado, en gastos partidarios disfrazados como inversión social y como respaldo a instituciones y programas que ni debieran existir en una estricta lógica de impulso decidido al desarrollo económico y social.

Pero en vez de hacer ese esfuerzo, el partido de gobierno es complaciente y solo se dedica a chantajear a los demás partidos para lograr la aprobación de presupuestos desbalanceados, que son extremadamente perniciosos para el país. Lo mismo ocurría cuando ARENA gobernaba. En esta ocasión, el FMLN debiera ser menos intransigente, puesto que únicamente estará cinco meses al frente del gobierno durante el año fiscal 2019.

La otra tarea legislativa de suma importancia es la elección del Fiscal General, quien deberá comenzar su (nuevo) período en los primeros días de enero. Esto también debió haber sido muy fácil si las decisiones fueran racionales, si el FMLN desistiera de manejar la elección como moneda de cambio para la aprobación del presupuesto.

El actual fiscal ha desempeñado un buen trabajo, mucho mejor que cualquiera de los anteriores, mucho mejor que lo que cabría esperar realistamente si otro de los postulantes resulta electo en su lugar. Ha mostrado coraje e independencia, una férrea voluntad para combatir la corrupción en las más altas esferas del gobierno. Ha limpiado la fiscalía removiendo al personal poco o nada confiable que dejó su antecesor. Conoce bien el teje y manejo de una institución complicada.

Sin duda, el fiscal Douglas Meléndez ha cometido errores, sobre todo en sus criterios para decidir qué le suelta a la prensa en cada momento. También al girar órdenes de captura que resultaron insuficientemente fundadas. Pero esas son cosas que pueden hablarse con él y pueden corregirse con relativa facilidad. Pero, claro, una vez más los partidos tienen temor de que algunos de los suyos estén en la mira del fiscal en caso de ser reelecto. Y eso no puede ser negociable.

Habiendo realizado el actual fiscal un trabajo bastante meritorio y no habiendo otro candidato de quien pudiera esperarse una actuación mucho mejor, pienso que debiera procederse sin demora a su reelección, ya que es sumamente importante la continuidad en el trabajo de esa oficina y es imprescindible haber hecho el nombramiento antes de la elección presidencial del 3 de febrero.

Nosotros, el pueblo, también debemos poner mucho de nuestra parte para asegurar la paz y la tranquilidad de todos en las postrimerías del 2018. Regalémonos unos a otros amabilidad y cordura en las calles para reducir el estrés provocado por el tráfico. No nos excedamos en el consumo de alcohol, y quienes lo hagan por favor no salgan a las calles.

Seamos generosos con nuestros empleados y con los más pobres. Hagamos un esfuerzo especial por ser considerados también con esos amigos tan nobles y fieles que muchos tenemos, los perros, a quienes les molesta y asusta tremendamente el ruido de los cuetes, porque sus oídos son muchísimo más sensibles que los nuestros. Evitemos causar esas molestias y la tragedia de niños quemados y mutilados.

Limite sus compras. Un regalo no tiene que ser caro para expresar afecto. Los salvadoreños tenemos una deuda colectiva de más de mil millones de dólares en cargos e intereses por mal uso de las tarjetas de crédito. No permita que el impulso del momento le arrebate su tranquilidad cargándose de deudas que no puede pagar.

Finalmente, haga una pausa en la discusión sobre las elecciones. No arruine relaciones amistosas o familiares por defender a uno u otro candidato. No vale la pena. Mejor ocupe el tiempo para reflexionar a solas, para sobreponerse a sus prejuicios, a los odios y resentimientos que nublan su inteligencia y le impiden ser feliz y tomar buenas decisiones para su propio bien y el de los suyos.