“Modernizaremos Cuba”, dice Vladimir Putin... Es una buena idea

Lo esencial de la economía de mercado es que la demanda mueve la producción, la producción genera competencia y la competencia se ocupa de mejorar calidades, bajar precios y sobre todo, innovar, mover una economía hacia adelante.

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06 November 2018

Gerard Depardieu, aclamado actor francés que entre sus éxitos representó al mítico Cyrano de Bergerac, obra de Rostand, fue a refugiarse a Rusia de los desplumadores fiscales galos, que espulgan a sus indefensos súbditos hasta sacarles lo que pueden, como lo hace el gobierno aquí. Y como más y más sucede en el mundo, donde los regímenes llegan hasta decomisar vehículos, encarcelar a contribuyentes, perseguirlos hasta los remotos confines de la Tierra para sacarles sus honestamente ganados dineros.

Depardieu se fue a Rusia porque allá básicamente se tiene un impuesto simple, una especie de IVA que todos pagan de alrededor del diecisiete por ciento y que nunca llega a tener el carácter confiscatorio de Occidente.

El actor se declara comunista y dice que su padre también lo era, pero vive muy capitalistamente, como los efemelenistas aquí, disfrutando las mieles del capitalismo.

En Francia todos los desvalijados ciudadanos trabajan medio año para los burócratas, “el Estado”, y se llegó a tal extremo que se propuso un impuesto del setenta y cinco por ciento a los ingresos más altos, lo que el Tribunal Constitucional declaró inválido.

Ese sería el importantísimo aporte de Putin a Cuba: quitarle de la mente a los cabecillas del régimen que todo en Cuba les pertenece y que su función es repartir limosnas a los pobladores.

La enorme diferencia es que después del despanchurramiento del glorioso bloque socialista de naciones y de cuya noticia los socialistas del Siglo XXI en este suelo no se han enterado, siempre en sus delirios de opio, los consumidores son los reyes de la economía.

Depardieu ha hecho muchos anuncios para productos rusos de consumo, pese a su cacareado comunismo. Y en Cuba lo último que contempla el régimen, si es que lo contempla, tan embrutecidos están, es abrir comercios y tiendas donde la gente vaya y compre lo que necesita y quiera. Tiendas libres y abiertas es radicalmente distinto a los dispensarios de la Cuba de hoy, donde el régimen reparte mendrugos y harapos a los súbditos.

La gente debe poder comprar desde leche hasta ropa y vehículos, pues reprimir al consumidor es reprimir sus almas, pues se les niega el derecho de propiedad, de ser dueños de algo porque les da su real gana serlo.

Cien años de marxismo,

cien millones de muertos

Después de la Segunda Guerra Mundial, Francia seguía racionando casi todo, desde la mantequilla hasta la ropa; en contraposición, en Alemania la gente podía ir a una tienda y adquirir doscientos kilos de mantequilla: “Ahorita no los tengo pero mañana temprano estarán listos...”.

Lo esencial de la economía de mercado es que la demanda mueve la producción, la producción genera competencia y la competencia se ocupa de mejorar calidades, bajar precios y sobre todo, innovar, mover una economía hacia adelante. Es lo que vemos hoy en día en todos los ramos, desde los teléfonos inteligentes hasta nuevos textiles, innovación en el mercadeo, oportunidades para quienes las aprovechen y no estén en plan de pasarse la vida en un sofá viendo programas sin sustancia.

Controlar por el hambre es una vieja táctica de dictadores y déspotas, usada por Stalin, que cercaba “repúblicas con alguna disidencia ”para impedir la llegada de alimentos. De allí las espantosas hambrunas de Rusia y China con un saldo de cien millones de muertos...