Chile, el primer país sudamericano en prohibir bolsas plásticas

Lo propio es obligar al uso de un plástico que se degrade rápidamente, el que ya puede fabricarse pero, mientras no se obligue a su uso, no es solución.

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29 October 2018

Chile, dijo en las Naciones Unidas su presidente Sebastián Piñera, lucha contra la contaminación causada por el plástico, por bolsas y envases que se usan por poco tiempo, minutos inclusive, pero que para degradarse toman cuatrocientos años, afectando la vida marina, ensuciando cuencas de ríos, barrancas, tragantes...

Desde el pasado agosto Chile tiene una la ley que prohíbe la entrega de bolsas de plástico en el comercio, salvo envases primarios de alimentos “que sean necesarios por razones higiénicas o porque su uso ayude a prevenir el desperdicio de alimentos”

En muchos lugares han prohibido el uso de pajillas de plástico, sustituyéndolas por carrizos de papel para tomar una bebida. En otros lugares, como Alemania, el uso de bolsas plásticas para comprados está prohibido y usan, en cambio, bolsas de papel que los compradores deben pagar, o utilizar sus propias bolsas de tela, lavables.

En muchas ciudades de Estados Unidos los dueños de perros deben ir con bolsas plásticas para recoger sus defecaciones pero, señalan muchos, esas bolsas plásticas contaminan más que las heces de los canes, que el sol y la lluvia rápidamente degradan para que no molesten a nadie.

Lo propio es obligar al uso de un plástico que se degrade rápidamente, el que ya puede fabricarse pero, mientras no se obligue a su uso, no es solución.

En su discurso, precisamente, Piñera contó la maravillosa historia de la Isla de Pascua, la de Robinson Crusoe, y las especies naturales y marinas que en ellas se encuentran, lo que a su vez contribuye a la riquísima vida marítima de las costas de Chile, incluyendo delicias como los “locos” y los erizos de mar...

El mandatario chileno se refirió también al “calentamiento global y el efecto invernadero”, que para unos son motivo de alarma universal, pero que consideran mitos de nuestra época. Trump la ha calificado como una alarma sin fundamento, una especie de nueva religión, pues creer que las emisiones de vehículos o de las fábricas van a superar o modificar los efectos del régimen de nubes o las actividades solares es “creer en pajaritos preñados”, dado que la vida marina de los océanos arroja más dióxido de carbono a la atmósfera en un año que toda la actividad industrial en un siglo, amén de que una cosa es calentamiento o no calentamiento de la Tierra y otras los ciclos de la naturaleza, que se mueven a lo largo de milenios.

Los mismos ciclos de calentamientos y enfriamientos se dan en Marte, según han expresado expertos en esa materia.

Hay que parar la degradación ambiental

Pero lo del “calentamiento global” es una cosa y la degradación del medio ambiente es otra. La lucha debe ser recuperar nuestros bosques, nuestros ríos, tratar el problema de la basura con inteligencia, cuidar los lagos internos.

Los pobladores de Jalisco están acabándose el lago Chapala, pues de allí se suplen de agua, como los salvadoreños del embalse del Cerrón Grande, en lugar de aprovechar los enormes caudales de agua que caen sobre nuestro territorio y que, con gran fuerza, se evidenciaron en las tormentas de las últimas semanas.

¿Qué hacer con las llantas que están por todos lados? En varios países las usan para crear arrecifes artificiales que se convierten rápidamente en viveros de nueva vida marina. Pero obviamente no es de comenzar a tirar llantas al mar, sino que llevarlo ordenadamente para conseguir el efecto.