McCain, un héroe que es inspiración para la humanidad

Incansable promotor de la reforma que beneficiaría a millones de inmigrantes, McCain se distanció de Trump. Su espíritu siempre fue el de un rebelde ante las causas y procederes que creía injustos.

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31 August 2018

Defender sus principios y proteger en lo posible a sus compañeros de cautiverio, aun a costa de exponer su vida, fue lo que caracterizó una de las más duras etapas de la extraordinaria existencia de John McCain, un hombre que pudo haber salido de la prisión vietnamita pero que se quedó hasta que todos los prisioneros estadounidenses fueron liberados.

Las torturas y los largos meses que pasó en aislamiento en Vietnam reafirmaron sus convicciones, las que marcaron su trayectoria como militar, político, candidato presidencial y senador.

La barbarie de sus captores le dejó marcas para siempre aunque superó una cojera pero no la imposibilidad de subir los brazos sobre su cabeza. Una de las más crueles torturas fueron los golpes en la planta de los pies, un castigo muy del Medio Oriente.

Y mientras los prisioneros sufrían toda clase de vejámenes los activistas contra esa guerra hacían escarnio de ellos, como lo hizo Jane Fonda, la más visible de las opositoras que se solidarizaba con la causa de los comunistas vietnamitas, los que una vez que probaron lo absurdo e inhumano de su sistema, rápidamente se salieron de él para optar por la vía del capitalismo, que ha hecho de Vietnam uno de los Tigres capitalistas de Asia.

Nadie sabe —y la ciencia todavía no puede determinarlo— hasta qué punto los golpes y las torturas recibidas en esas mazmorras, el Hanoi Hilton como lo apodaban con sorna los prisioneros, causaron su cáncer.

Las convenciones internacionales establecen el trato de captores hacia los prisioneros, pero no son los comunistas los que van a dejar sus prácticas brutales hacia gente indefensa, como tampoco hicieron los nacionalsocialistas de Hitler.

Esos principios, como el incidente en que objetó, de cadete, el maltrato de un superior a un mesero filipino, marcaron su trayectoria como hombre público y de familia, lo que posiblemente fue la causa de la tirantez entre McCain y el presidente Trump; no podía aceptar que parejamente se persiguiera inmigrantes sin examinar la causas de su fuga de los países donde nacieron, como es el caso de los salvadoreños que huyen de la violencia y del desempleo causado por los efemelenistas, como no perder ni el respeto por otros ni lo que es cortesía elemental; en el pasado a un ministro que se retira se le brindan las gracias en una pequeña ceremonia, no se despiden en un tuit.

Es la clase de grosería que caracteriza a los efemelenistas, que se atreven a calificar como “bajero” a un país que si bien denunció el chantaje del que era objeto, durante años benefició a El Salvador con muchos programas de asistencia y capacitación a incontables salvadoreños, entrenamientos que por lógica también han influido en similares áreas en la región.

Lo cortés no quita lo valiente.

“La fe de mis padres”:

coraje, solidaridad,

resistencia a la maldad

Hay una película sobre la vida de McCain, “La fe de mis padres”, que contrapone la fortaleza moral del desaparecido, con la barbarie de sus captores, un reflejo de lo que ha sido la historia del hombre: la civilización contra la barbarie, Caín contra Abel, Ariel y Calibán. Y en esa clase de encrucijada nos encontramos los salvadoreños, acosados por el crimen, la violencia y el odio, pero fortalecidos muchos por principios y convicciones.

La noble trayectoria, los principios y la gesta de McCain son una inspiración para los espíritus libres del mundo.