Solo regañan pero no frenan a los masacradores

Ninguna de estas organizaciones y agencias internacionales parece estar conmovida y urgida a poner paro a las masacres en Nicaragua o la feroz persecución desatada por la narcodictadura venezolana tras el supuesto atentado del fin de semana.

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10 August 2018

Enviar misiones a Nicaragua y Venezuela o publicar pronunciamientos es la gran ocurrencia de los organismos internacionales, una pobre iniciativa equivalente a “quijada de arriba”, o como se dice entre humoristas cultos, “la Carabina de Ambrosio”.

Ambrosio, según la tradición, era un labriego pobre que a falta de recursos salía a asaltar armado de una carabina, la que cargaba con maicillo y no le hacía daño a nadie. Esta agradable historia pueden leerla todos en la Wikipedia.

Por eso los regímenes dictatoriales utilizan a estos organismos como una especie de panteón para mandar como representantes a políticos desfasados, pues allí pueden darse gusto con sus peroratas en favor de la paz, la armonía, el diálogo, los entendimientos con carniceros y hacer desplantes, como las delegaciones salvadoreñas, en favor de Maduro, de Ortega y tantos otros déspotas que han hollado este Hemisferio.

Ninguna de estas organizaciones y agencias internacionales parece estar conmovida y urgida a poner paro a las masacres en Nicaragua o la feroz persecución desatada por la narcodictadura venezolana tras el supuesto atentado durante un acto militar que encabezaba el impresentable dictador.

Solo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ha elevado su voz para “exhortar” a Ortega a detener la represión, frenar las detenciones arbitrarias y disolver los grupos paramilitares que han causado un baño de sangre: 317 muertos y 1,830 heridos. Pero esto no parece quitarle el sueño al dictador.

Las posturas blandengues de la “comunidad internacional”, reflejo de lo que la mayoría de gobiernos del Hemisferio quieren, caen como anillo al dedo a los dictadores, pues, como decían de la administración del difunto John Kennedy, de la mecedora, hay movimiento pero no llegan a ninguna parte.

Es obvio que si el problema del Hemisferio fueran despotismos de derecha, la situación sería muy distinta, y en lugar de cartas y resoluciones y regaños estarían hablando de ejércitos y operativos armados.

¿Cuántos muertos más tienen que haber en Nicaragua para que se consideren sanciones más efectivas, que vayan más allá de regaños y misiones a favor del “diálogo” y de llamar a elecciones en un país que cuando las ha llevado a cabo las amaña y falsifica?

¿Qué puede salvar a pueblos

de voraces dictaduras?

La droga es el invitado invisible al festín del cual no se habla oficialmente, pues no recordamos ningún pronunciamiento que lo encare abiertamente. Pero es la droga lo que se ha denunciado que sostiene a muchos regímenes latinoamericanos y es además la causa de la violencia y los asesinatos en todos los países del Hemisferio, droga que sale del binomio FARC/chavismo, droga que no solo envenena a América sino también a Europa vía las pistas aéreas subsaharianas, como se ha denunciado.

La debilidad burocrática o inacción es una especie de declararse derrotados frente a los graves problemas que enfrentan nuestros países y que ya no se circunscriben a los del sur del Río Grande sino que también afectan a Estados Unidos y a Europa con la proliferación de las pandillas.

Es muy difícil escapar de la peste negra...

La inacción de los organismos internacionales protege a los corruptos y protege a regímenes de incompetentes que arruinan a sus pueblos, desde el colapso sanitario de Venezuela y Bolivia hasta la crisis asistencial y de seguridad en El Salvador.