No intervención en Venezuela, anuncia López Obrador

La “no intervención”, hay que recordar, es un principio que solo se aplica a regímenes comunistas o muy rosados. Si Maduro, o Daniel Ortega, fueran de derecha, no solo habríamos visto que tropas cubanas transportadas a aeropuertos de Costa Rica estarían ya combatiendo en Nicaragua o Venezuela, sino que se habría cortado el suministro de petróleo.

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17 July 2018

La política de “no intervención en Venezuela” anunció el futuro canciller del venidero presidente de México, López Obrador, lo cual favorecerá los planes de la narcodictadura de continuar asesinando a opositores y forzando a la población a sufrir toda clase de vejámenes, incluyendo comer basura.

Hasta la fecha se han anunciado sanciones al régimen de Maduro, desde suprimir las visas de varios funcionarios cercanos al carnicero, o de regañarlo en las reuniones de la OEA, regaños en los que el gobierno salvadoreño no toma parte.

No se las aguantaba López Obrador para hacer su primer anuncio sobre política exterior.

Todo esto “le resbala” a Maduro, pese a que su hijastro y sobrino están purgando largas condenas en cárceles de Nueva York por narcotráfico.

La “no intervención”, hay que recordar, es un principio que solo se aplica a regímenes comunistas o muy rosados. Si Maduro, o Daniel Ortega, fueran de derecha, no solo habríamos visto que tropas cubanas transportadas a aeropuertos de Costa Rica estarían ya combatiendo en Nicaragua o Venezuela, sino que se habría cortado el suministro de petróleo y de toda clase de artículos esenciales fuera del agua y el aire.

El gobierno de López Obrador, puede asegurarse, va a estar atento para denunciar todo lo que incomode a los grupos que se dicen izquierdosos en el Hemisferio, desde hacer escándalo cuando se pretenda vulnerar el sagrado principio comunista de “lo robado, robado queda” ( y de allí la indignación efemelenista con el proceso incoado contra Funes y Pignato por el popularmente conocido como “el robo del siglo”).

El descalabro económico en Venezuela, así como la venidera ruina económica de Nicaragua, está forzando a centenares de miles de venezolanos a buscar refugio en Colombia y Perú, como los centroamericanos están saliendo a Estados Unidos para escapar de la violencia en los países del Triángulo Norte de Centroamérica, una situación generada por la presión internacional de hace unos años para que nuestros países pactaran con las guerrillas marxistas que nunca renuncian a la violencia. Literalmente, los huracanes migratorios de hoy son resultado de los vientos que se sembraron en aquellos años; basta recordar cómo se forzó al Ejecutivo salvadoreño a firmar acuerdos en Nueva York bajo los supuestos auspicios del secretario general de la ONU, el egipcio Boutros Boutros Ghali.

Si dan fuego a la casa vecina tarde o temprano la propia arde

Es natural que si se le da fuego a la casa del vecino, tarde o temprano la propia casa correrá peligro, como está sucediendo en la parte norte de América y ocurre en África, donde las dictaduras y persecuciones contra los pobladores están forzando a centenares de miles a intentar irse a Europa.

En tal sentido, la política de Francia con sus antiguas colonias, las naciones francófonas, es prudente y efectiva: cuando grupos de fuerza o aventureros intentan romper el orden de esas naciones, o derrumbar sus democracias, Francia envía tropas con toda clase de pertrechos a restablecer la paz. Y al haber paz y potencial progreso, la población no tiene interés en arriesgar sus vidas para cruzar el Mediterráneo.

Con los Maduro y Ortega no se puede esperar otra cosa que migraciones hacia el Norte...