Las sociedades en paz, sociedades democráticas, van acumulando el fruto de ideas, de esfuerzos, de conquistas tecnológicas y gerenciales, del fruto de la competencia entre proveedores de servicios y bienes.
Es en tal manera que el capital social se forma y crece, como sucedió bajo los gobiernos de ARENA, que entre otras cosas tuvieron que pagar las deudas adquiridas en la defensa nacional y la reconstrucción de lo destruido durante la guerra.
A medida que el tamaño de los sectores productivos se incrementa, los sistemas contables, de auditorías, lo relacionado con el mercadeo se refina, lo que a su vez requiere mayores conocimientos y experiencia para manejarlos.
Las juntas directivas son más profesionales en sus planteamientos, los participantes exponen con mayor precisión sus posturas y son más convincentes, además de acercarse a lo que directores de empresas del mundo desarrollado dicen y promueven.
Eso se dio en los años de la posguerra europea con equipos como las grúas para mover cargas enormes en puertos y construcciones: en un principio solo rusos, estadounidenses y alemanes las fabricaban y utilizaban, lo que ahora está al alcance de los Tigres de Asia pero aún no para Iberoamérica, con excepción de Brasil. Y de Argentina hasta que Perón y el populismo la desbarataron.
La competencia y el creciente refinamiento — refinamiento en el sentido de ser más exigentes, de tener más capacidad crítica para diferenciar entre lo que se hace con habilidad y lo que es rudimentario — se hacen sentir en muchos aspectos: el paciente distingue entre el chapucero y el profesional; el alumno, entre el que llega a repetir lo que leyó en un texto y el que transmite conocimientos depurados por la experiencia y la reflexión.
Dios mediante finalice
pronto la pesadilla
Los modelos, por así llamarlos, con que se comparan actuaciones y personas, tienden a ser más sustanciosos, salvo en lo político, campo en el que tienden a destacarse los charlatanes, como lo vemos en los cuatro puntos cardinales de la Tierra.
Aunque no haya competencia directa para desempeñar ciertos cargos —digamos llevando a cabo oposiciones como en España— la superioridad de conocimientos y experiencia se impone para optar a jefaturas en instituciones, cátedras universitarias, ser designados como cabezas de departamentos en hospitales.
Y obviamente cuando una empresa necesita nombrar un gerente, el currículum y las entrevistas separan a los más preparados del resto, como es el caso en nuestro país pese al nombramiento de funcionarios improvisados e ineficientes.
En la medida que los centros de producción elevan su capacidad gerencial, las oportunidades para una persona inteligente y responsable de ir escalando son mayores, pues el nepotismo se reduce a lo mínimo, ya que una directiva no quiere exponerse a que un sobrino de pocas luces ponga en riesgo la existencia de un grupo y una empresa.
Por el contrario y como lo hemos visto, el nepotismo es de rigor en la gestión actual, que no pasa de rotar a los mismos de un puesto a otro sin ni siquiera considerar buscar personas más eficientes para desempeñar posiciones de gran importancia para un país, como lo referente a la enseñanza y los cuidados de salud.
Pero, Dios mediante, la pesadilla que sufrimos, como la que sufre Nicaragua, llegue a su término.