Hay mucho para los niños en las ciudades europeas

Cuando a los niños se les explica lo que son, ellos “aprenden a ver”, los ojos del alma comienzan a captar realidades superiores.

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Por Elizabeth Castro

12 April 2018

Los niños tienen una gran presencia en las grandes ciudades europeas, que se esfuerzan para tener programas, lugares de interés, museos y exhibiciones para ellos, desde el Deutsche Museum de Múnich, donde a los infantes se les enseña mucho de ciencia y cómo el hombre conquistó el planeta, hasta los grandes parques zoológicos, comenzando por el de Madrid, el de Hamburgo, el gran acuario de Copenhague, a lo que se agregan visitas guiadas para niños en los museos más importantes de Europa.

Es frecuente ver a niños con sus maestros y guías recorrer monumentos, galerías de arte, palacios, catedrales... los pequeños se sientan alrededor de sus mentores, quienes les explican lo que van a ver y luego, como pequeños rebaños de ovejitas, van de sala aprendiendo a ver, a apreciar, a relacionar lo que se exhibe con las ciudades y países donde viven.

Los zoológicos con un punto de atracción primordial, pues allí los niños aprenden sobre las especies animales de su país y del mundo, viendo como leones, jirafas, pingüinos, elefantes, hipopótamos, rinocerontes, chacales y otras especies viven.

Y de lo que más les encanta son los pandas de Madrid, ejemplares en cautiverio que pocos zoológicos del mundo tienen.

En la mayoría de estos parques zoológicos los animales viven en espacios “naturales”, pero rodeados de fosas que no pueden saltar: para ellos, miopes en su mayoría, los visitantes no les incomodan, aunque se dan casos en que esas fieras atacan a quienes los adiestran y alimentan.

Y siempre leones, tigres, panteras, rinocerontes son las estrellas de toda visita.

La fiera encerrada en una jaula, como describe el poeta alemán Rilke a una pantera que se da vueltas sin cesar y sin emoción alguna, es cosa del pasado.

El espectáculo son las osamentas de

dinosaurios y otros antediluvianos

Hay museos que encantan a los niños, como los de historia natural que exhiben osamentas de animales antediluvianos, donde las estrellas son las osamentas de dinosaurios y de las primeras aves, como grandes palacios (el Palacio Real de Madrid es un punto de gran interés, a lo que se agrega su colección de armaduras reales y armas, el museo arqueológico de Madrid con esculturas y vasijas de las civilizaciones que poblaron la Península Ibérica, comenzando por la enigmática y aristocrática Dama de Elche, vasos griegos que indican que en los tiempos antiguos hubo comercio entre las distintas culturas mediterráneas, tapices, altares... cuando a los niños se les explica lo que son, ellos “aprenden a ver”, los ojos del alma comienzan a captar realidades superiores.

En Madrid, un museo que deleita a los niños y que además es gratis es de los bomberos, donde se exhiben no solo las motobombas de hoy en día, sino lo que usaban hace cuatro o cinco siglos para apagar incendios que deben de haber sido frecuentes y difíciles de controlar.

Aprender a ver es parte de lo que somos los occidentales.