Advierten los Estados Unidos: cuídense de adoptar niños aquí

Cuando esos niños a los que se les impidió ser adoptados llegan a los dieciséis años, "el Estado" los echa a la calle a que se valgan por sí mismos, sin tener una familia que los proteja

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18 julio 2013

No extraña que el gobierno de Estados Unidos advierta a sus nacionales sobre los procesos de adopción en El Salvador, dadas la irregularidades que le rodean, los altísimos costos en que se incurre, el largo tiempo de espera y la inseguridad de que los resultados sean favorables.

En esto una cosa es la realidad y otra la construcción de "idealismos" que dañan gravemente a los niños, sostienen burocracias desinteresadas en ellos, frustran las esperanzas de todos y, en resumidas cuentas, son la sustancia de pesadillas.

En el mundo de sueños y anhelos, una familia que adopte a un niño tiene que llenar condiciones "perfectas": gente sanísima, amorosa con la humanidad, paciente, de alto grado de educación, ingresos altos y seguros, muy estimada en su comunidad, religiosa… piense, estimado lector, en lo que para cada uno de nosotros es un hombre y una mujer maravilloso/a y tendrá la noción de lo que la burocracia y las leyes salvadoreñas buscan como padres adoptivos, que asegure un futuro de ensueño a cada muchachito adoptado.

Pero piense, asimismo, en lo que la realidad en nuestro país ofrece a los niños. No cuesta nada:

--casas y hogares que no cuentan con todo lo necesario para cuidarlos, educarlos y protegerlos;

--un futuro amenazador, donde las bandas criminales han ido en crecimiento al punto de que para el Fiscal General estamos cayendo en la pandillolandia; el joven que se niega a ingresar en esas bandas criminales corre un altísimo riesgo de ser asesinado. Y si ingresa lo probable es que se convierta en asesino;

--un futuro en un país que ha ido empobreciéndose y está altamente endeudado, carece de oportunidades para jóvenes y adultos, donde la corrupción alcanza niveles alucinantes y en el cual, entre otras cosas, tiene sus servicios públicos al borde del colapso;

--Si un joven es adoptado por parejas extranjeras, de inmediato adquiere la nacionalidad de un país del Primer Mundo; si no es adoptado pero al llegar a adulto anhela vivir fuera, se expone a toda clase de horrores y a la muerte en el intento.

A esto hay que agregar otro hecho de gran importancia: para que una pareja pueda adoptar un niño, debe pasar muy rigurosas pruebas en su propio país además de gastar sumas ingentes de dinero. Cuando vienen acá y pretenden adoptar un niño/a, están forzados a repetir todas esas pruebas, lo cual alarga los tiempos y frustra las intenciones.

Hay mucha distancia entre el futuro ideal y el futuro real

Cuando esos niños a los que se les impidió ser adoptados llegan a los dieciséis años, "el Estado" los echa a la calle a que se valgan por sí mismos, sin tener una familia que los proteja.

Aquí se llega al extremo de que hubo un Procurador que se sentía orgulloso de que mientras él se mal desempeñó en el cargo, no se autorizaron adopciones.

Pero pueden todos dar por seguro que tal individuo nunca se tomó el trabajo de saber en qué pararon los niños que no dejó adoptar, qué hacen hoy en día si es que siguen vivos, y cuál es su futuro real, no el futuro que pintan las altisonantes regulaciones sobre adopción. Ellos serían los primeros en reclamar por haberles robado un mejor futuro del que seguramente sufren hoy.