Los “sapitos” se vuelven camisas de fuerza viales

Como una caridad a sus sufridos connacionales y aunque hacerlo no esté escrito en Das Kapital, Obras Públicas debe de inmediato demoler tales salvajes sapitos.

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Por Mirna Navarrete

07 December 2017

En un mundo ideal, sin percances, donde todo fluya como las límpidas aguas del río Moldava en la República Checa, poner sapitos de concreto para separar carriles en las calles parece una brillante idea, pero en este San Salvador semicaótico o doblemente caótico, estas estructuras son una desgracia, pues basta que a un vehículo se le arruine el motor, para generar un atasco de ¡Padre y Señor mío!

Las ambulancias pueden encontrarse paralizadas en esos atascos, lo que le cuesta la vida a quien llevan en ellas, o el niño nace a media calle o los que tienen que ir donde tienen que ir sufren vergüenza...

En muchos países hay bordes de una forma u otra que separan carriles, pero son en San Salvador esos bordes son infranqueables, pues ni los buses pueden saltarlos.

Como una caridad a sus sufridos connacionales y aunque hacerlo no esté escrito en Das Kapital, Obras Públicas debe de inmediato demoler tales salvajes sapitos.

Para complicar las cosa y debido a la gran pensada —siempre tienen grandes pensadas— de no permitir turnos de noche, los camiones de basura la recogen en horas laborales, “les guste o no les guste” como decía el condenado por corrupción.

Que pida Obras Públicas a los diplomáticos salvadoreños que ejercen fuera tomar fotos de cómo en ciudades como Madrid los carriles de taxis y buses se separan del resto de la vida, se separan pero pueden saltarse sin romper el carter o la suspensión de ningún vehículo, aunque se trate de esos Lamborghinis que apenas sobresalen centímetros de la calzada.

(Y hablando de Lamborghinis, es muy simpática la historia de este bólido de carrera: el señor Lamborghini, fabricante italiano de calderas, visitó la Ferrari para saber cómo iba su pedido especial y ya en la fábrica pidió hablar con don Enzo Ferrari. Pero por más que insistió, el señor Ferrari mandó a decirle que no tenía tiempo para atenderlo, a lo que Lamborghini respondió diciendo que fabricaría un auto deportivo mejor que el suyo... el resto es historia automovilística).

Reparen calles y recojan basura

por la noche para no atascar

No sólo debería permitirse trabajos en turnos nocturnos, sino que toda obra de mantenimiento, reparación de carpeteado, llenar los huecos en las vías, recomponer las calles destrozadas por las ocurrencias del Viceministerio de Transporte tendrían que hacerse de noche, pues los perjuicios que se causa al movimiento comercial y a la vida de la gente son enormes.

Los del partido oficial deben releer Das Kapital y encontrarán que Marx no ponía objeciones a los turnos nocturnos “siempre que la plusvalía...”, etcétera.

Si en horas nocturnas don Gerson o su sucesor ordenan demoler los sapitos de concreto y sustituir esas carrileras separaciones por bordes que pueden pasarse sin sufrir daños, para las navidades cuando se incrementa el movimiento de gente y automotores, San Salvador tendrá un rostro más alegre, más de ciudad donde las cosas se piensan y se repiensan antes de meter mano.

La ley de causalidad dice que toda acción tiene una reacción, pero no es un proceso estético sino que el mundo se mueve en un inmenso entramado de acciones y reacciones, que van más allá del efecto inmediato.

Pongan manos a la obra quitando sapitos...