¿Los vendedores de los mercados andan en vehículos de lujo?

Los socialistas del Siglo XXI ya presentaron una alternativa a pick-ups y toda clase de vehículos: las mulas y, muy cerca de ellas, las carretas. Y posteriormente no dudarían en reemplazar el español por el náhuatl...

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Por Mirna Navarrete

08 November 2017

En “vehículos de lujo” es que se transportan los vendedores de legumbres, tomates, papas, pollos que se pueden ver en los mercados, en La Tiendona, en los pueblos, los que llevan cosechas de pequeños agricultores a las plazas de los pueblos...

El pobre argumento de considerar vehículos suntuarios los pick-ups de doble cabina —y probablemente hasta los de una— es la base de la nueva ocurrencia para seguir exprimiendo los bolsillos de la gente y aumentar el impuesto de importación.

Es claro que los autores de la disposición nunca han trabajado en comerciar, abastecer, sembrar, en llevar gente de un lugar a otro, y por eso creen que los pick-ups, camioncitos y camiones pueden llegar a constituirse en “vehículos de lujo”, como las camionetas que usan los funcionarios y sus escoltas.

Pero lo suntuario, de considerarse como tal, no se adquiere con fondos separados de un negocio, de una familia, de lo que un joven adquiere con los ahorros de sus padres para ganarse la vida. Esos vehículos se compran como parte de un ingreso total y, como todo vehículo, son herramientas con que un negocio o una persona opera.

Los socialistas del Siglo XXI ya presentaron una alternativa a pick-ups y toda clase de vehículos: las mulas y, muy cerca de ellas, las carretas. Y posteriormente no dudarían en reemplazar el español por el náhuatl...

En el ansia de más dinero, el partido oficial se la pasa maquinando nuevos impuestos sin tomar en cuenta dos hechos muy importantes:

—el primero, que todo impuesto lo paga toda la gente y quienes más sufren el golpe son los grupos de menor ingreso, los pobres por los cuales ellos “se rasgan las vestiduras”;

—lo segundo, que la actividad económica de El Salvador no puede ser ordeñada sin piedad, “sin dejar leche para los terneritos”, o sea para el crecimiento futuro del país.

Mientras ellos estén en su fiesta,

poco les importa lo que sufra la gente

Sólo los ciegos de prepotencia y odios dejan de ver lo que resiente y sufre la economía. Mientras ellos están bien, incluyendo los cuarenta y tanto miles de contratados por el partido de gobierno en estos años, al diablo con el resto.

Pero si no se deja “leche para los terneritos” no habrá recursos para mantener el empleo y generar nuevos puestos de trabajo.

Por un tiempo mientras se acaban los ahorros nacionales —lo que se tiene en infraestructura, tecnología, equipos, clientelas, competitividad— la cosa se mantiene, mal que bien, a flote, pero luego el desplome va afectando a todos hasta que el país entero cae en la pobreza, incluyendo a los que están en el poder; no pueden haber gobiernos prósperos en países pobres.

Si El Salvador pasó de ser un país del Segundo Mundo (un modesto Segundo Mundo si se quiere, pero Segundo Mundo) ahora los niveles de pobreza han vuelto a aumentar y ya hay mucha gente que comienza a pasar hambre, como los venezolanos.

Pero si el grupo en el poder está bien, eso es, lo que suceda al resto de la gente no les desvela, pues piensan que con los griteríos callejeros pueden seguir exprimiendo sin freno a los salvadoreños.