El astrónomo Paolo Dallpozzo Toscanelli, que estuvo muy cerca de la Corte de Lorenzo de Medicis, el Magnífico, fue el primero en proponer llegar a las Indias y a China navegando hacia el Oeste, proyecto que presentó en un mapa que en su momento llegó a la Corte de Portugal, donde Colón lo estudió.
Otro de sus logros fue haber ayudado a Brunelleschi con los cálculos para la construcción de Santa María dei Fiori, la catedral de Florencia, que es la mayor cúpula del mundo y sigue en pie después de casi medio milenio.
Toscanelli entregó su mapa y sus observaciones a un amigo portugués, Fernando Martín de Roriz, que a su vez los hizo conocer a Cristóbal Colón, quien tradujo al latín el escrito que más tarde fue traducido al español por Fray Bartolomé de las Casas.
Los portugueses no estaban preparados para financiar la expedición de Colón pese al interés lusitano en encontrar nuevas rutas al Oriente, donde fundaron enclaves como el actual Macao.
Todos conocen cómo Colón se presentó a la Corte española y logró que los Reyes Católicos costearan le expedición y le dotaran de tres carabelas y un grupo de tripulantes.
Un cráter en la Luna lleva el nombre de Toscanelli, a quien con frecuencia se le recuerda en simposios y en las reconstrucciones históricas sobre el Descubrimiento de América.
El aporte español y europeo a América es enorme en sus alcances, desde introducir los metales (los nativos americanos usaban piedras, se podría decir que aún estaban en la Edad de Piedra), la rueda y muchos otros implementos, hasta las estructuras de gobierno, simplemente ausentes en el Nuevo Mundo.
El primer aporte fue organizar en un estado, y en ciudades, un esquema de civilización, trascender las pequeñas aldeas y reinos que se hacían la guerra entre sí por ciudades organizadas aun en sus modestos inicios. El ladrillo comenzó a reemplazar la paja como el principal material de construcción.
En esto se debe comparar lo que los españoles hicieron por América con la situación en que se encuentran pueblos africanos o del sudeste de Asia, que apenas logran superar el primitivismo y las crueles dictaduras que los someten.
Gracias a España y Europa
navegamos juntos hacia el futuro
Los nacientes Estados permitieron a su vez no sólo economías de escala para proveerles de alimentos y toda clase de bienes esenciales, sino en organizar lo administrativo en estructuras más eficientes, incluyendo la defensa de la ciudad.
Era natural que la organización administrativa, así como la legislación, fuera en sus rasgos esenciales lo vigente en el Reino de España, con su ceremonial y sus protocolos, lo que a su vez fue un atajo en dar el salto de pueblos primitivos a sociedades del mundo de entonces.
La medicina, la producción, los hábitos y costumbres dieron un salto en milenios, del brujo a tratamientos que en muchas especialidades se mantienen al día de hoy.
Esa organización, a su vez, facilitó el conocimiento, aunque fuese a base de pregones y edictos que se colocaban sobre las paredes.
En lo cultural, científico, en el manejo de estructuras intelectuales y cívicas, en la protección a minorías y en lo que concierne a las libertades del hombre, el paso hacia delante fue enorme, desde abolir los sacrificios humanos hasta la lenta pero imparable integración de América al mundo, colocándonos como parte de la nave espacial Tierra.