Dolor en todos los corazones por México

Guerras, cataclismos, la intolerancia o el fanatismo, las depredaciones de los bárbaros, Tamerlán y sus sanguinarios mongoles, la “Santa Inquisición” y sus hogueras, Hitler y Stalin, toda clase de monstruos no doblegaron el espíritu de los pueblos, como no doblegarán ahora a los mexicanos.

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Por Mirna Navarrete

20 September 2017

La tragedia de México nos llena de profundo pesar, horror que costó la vida de tantas personas, de niños soterrados en el colegio que colapsó, de los lesionados y de Dios sabe los que aún sobreviven bajo escombros sin saber si lograrán ser rescatados, de los que perdieron sus hogares, de quienes han quedado sin el apoyo de sus padres o sus hijos.

Casi de inmediato un grupo de socorristas salvadoreños, expertos en rescatar personas soterradas, ha ido a México a unirse a las brigadas, enviado por el gobierno.

La magnitud de la catástrofe se hizo ver en la densa nube de polvo que se levantó de los edificios colapsados y que cubre parte de los cielos de la ciudad, una mortaja blanca sobre las víctimas.

La tragedia, al igual que las devastaciones que los huracanes han causado a las islas del Caribe y parte de la Florida, nos muestra la vulnerabilidad del hombre frente a la naturaleza, que en lugar menos pensado y sin aviso puede devastar ciudades y regiones.

Es posible pero a un alto costo construir edificios que resistan un sismo, como se ha hecho en México, en Japón e inclusive en El Salvador. Pero si el edificio recibe gas en tuberías, lo que no destruye el terremoto lo puede aniquilar el gas al estallar, como sucedió en México, lo que indica la necesidad de integrar en un edificio (en todos los edificios que sea posible) estabilidad frente a los sismos y energía limpia. Esto se ha logrado en la Torre Latinoamericana de la ciudad de México, un rascacielos que viene soportando muchos terremotos.

El primer edificio en el mundo que se diseñó para resistir terremotos fue el Hotel Imperial de Tokio, genial y muy bella obra de Frank Lloyd Wright, que resistió el gran terremoto de Tokio de los Años Veinte y que más tarde fue trasladado piedra por piedra a California.

Lo más indestructible es siempre

el espíritu y la voluntad del hombre

Hay factores esenciales en proteger una futura construcción de sismos. El primero, elemental, es asegurarse de la resistencia del suelo donde se apoyará el edificio y diseñar bases adecuadas;

el segundo es calcular la estructura para que resista fuerzas horizontales, las que se dan precisamente en los terremotos;

el tercero, cuidar de que los colados de concreto, las soldaduras, todo sea hecho con cuidado y atención a cada detalle.

Es precisamente lo que falta en las obras de los gobiernos, que duran de terremoto a terremoto.

Las obras deben ser capaces de resistir los movimientos y deformaciones que se producen en los terremotos, cuando paredes y pisos se mueven como si fueran elásticos...

Lo más resistente a terremotos, huracanes, tsunamis y catástrofes es el espíritu del hombre, que a lo largo de la historia, desde que asomó sobre la faz de la Tierra hace varios millones de años, ha demostrado la capacidad de sobreponerse a todas las catástrofes y todas las tragedias.

Guerras, cataclismos, la intolerancia o el fanatismo, las depredaciones de los bárbaros, Tamerlán y sus sanguinarios mongoles, la “Santa Inquisición” y sus hogueras, Hitler y Stalin, toda clase de monstruos no doblegaron al espíritu de los pueblos, como no doblegarán ahora a los mexicanos.

¡FUERZA, HERMANOS MEXICANOS!