¿Una intervención militar en Venezuela?

Con el apoyo político de El Salvador y unas cuantas islas del Caribe, Maduro procede a redactar una “nueva constitución”, que presuntamente será un refrito de viejas ocurrencias comunistas y de lo que priva en Cuba.

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Por Mirna Navarrete

13 August 2017

Era de esperarse que la oposición venezolana rechazara la idea de una intervención militar en Venezuela para poner fin a la crisis humanitaria que atraviesa el país, aun cuando hasta el último de sus miembros sepa que otra salida no hay para el martirizado país.

En todo caso y considerando experiencias previas, según comentan especialistas militares, lo probable es que una intervención sería sea un operativo de comandos, que paralice las defensas y comunicaciones del régimen, deje fuera de combate con gas de nervios a la soldadesca del Palacio de Miraflores y neutralice a Maduro y su grupo para que después la justicia se encargue de ellos, ya sea en ese país o en los Estados Unidos por las acusaciones que pesan sobre el régimen, como ocurrió con Noriega.

Otra alternativa es impensable, pues no van a enviar tropa en aviones y barcazas para enfrentarse al grupo armado cubano que es el sostén de la dictadura.

Lo cierto es que la mayoría de naciones hispanoamericanas y del mundo democrático va a sentir un alivio, como lo anticipa la expulsión del Perú del embajador de Maduro en dicho país.

¿Hay precedentes de esta clase de operativos? Sin contar con las armas tecnológicas de hoy, en julio de 1976 Israel montó una operación de rescate de los pasajeros de un avión secuestrado en Entebbe (Uganda), el bastión de Idi Amín, quien se consideraba “el último rey de Escocia”. La operación tuvo una sola baja, aunque muchos soldados que custodiaban el aeropuerto pasaron a mejor vida.

Mientras, con el apoyo político de El Salvador y unas cuantas islas del Caribe, Maduro procede a redactar una “nueva constitución”, que presuntamente será un refrito de viejas ocurrencias comunistas y de lo que priva en Cuba.

Todo parte de un ejercicio usual con las dictaduras de “inventarse nuevas justicias”, como aquí pretende el partido oficial con su propuesta de una “constituyente”, que sería destapar una caja de alimañas.

Queda el problema, o más bien la tarea, de la reconstrucción del país.

Los propios venezolanos reconstruirán

su arrasado y martirizado país

Pese a los desmanes de Maduro y su régimen, Venezuela no ha sufrido una destrucción de sus estructurar productivas, como digamos fue el caso de Alemania que una vez derrotada sufrió bombardeos que al día de hoy dejaron huella.

La estructura física se mantiene, aunque muchos equipamientos por descuido estén arruinados. Y al devolver fábricas, talleres, haciendas y comercios a sus previos dueños, estos se las rebuscarán para hacerlas funcionar.

Y en igual manera debe recomponerse la industria petrolera limpiándola de chavistas y colocándola en el plano de eficiencia que tuvo.

El otro problema es monetario. Venezuela sufre la mayor inflación del mundo en estos momentos, como se dio en otros países que para salir del embrollo o emitieron nueva moneda para sustituir los papeles casi sin valor en circulación, o se dolarizaron, como Ecuador. Asistencia habrá para lo uno o lo otro.

Y el mejor ejemplo es el de Alemania, que sustituyó los papeles sin valor por un nuevo marco, dando a cada persona veinte nuevos marcos y estableciendo una banca central con estrictas funciones para financiar la reconstrucción.

Y a eso se suma la repatriación voluntaria de capitales y el capital y experiencia de nuevos inversionistas que querrán aprovechar el renacimiento de una gran nación destrozada por el socialismo del Siglo XXI y la corruptela de su clase política actualmente en el poder.