El sueño de la gente es tener gobiernos eficientes

El vicepresidente habla de fomentar la inversión, lo que no es un sueño fuera de nuestro alcance, pues basta aplicar las fórmulas que han sido exitosas en muchos países y momentos de la historia.

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Por Mirna Navarrete

22 June 2017

Hacer realidad el sueño salvadoreño prometió el vicepresidente de El Salvador a su regreso de la reunión de los países del Triángulo Norte, donde se instó a los presentes a combatir la corrupción (pero yendo tras los corruptos, no tras los opositores políticos), fomentar la creación de empleo y el crecimiento económico.

Sueños son variados en esta tierra, desde recuperar la paz interna hasta tener siempre un gobierno formado por gente sensata, capaz y patriótica.

El vicepresidente habla de fomentar la inversión, lo que no es un sueño fuera de nuestro alcance, pues basta aplicar las fórmulas que han sido exitosas en muchos países y momentos de la historia, comenzando por la reconstrucción alemana después de la Segunda Guerra Mundial (el Milagro Alemán, cuyo impulsor fue Ludwig Erhard, hasta el extraordinario crecimiento de Hong Kong, el de los “Tigres del Asia” y los que cayeron en el comunismo como Vietnam y Laos que ahora son ejemplos de capitalismo altamente exitoso).

En El Salvador lo que se necesita es que el gobierno se deshaga de los contingentes de activistas que desequilibran grandemente los presupuestos públicos y que se entienda con los productores y la gente de trabajo.

En los países que crecen y gozan de fortaleza económica la fórmula es muy simple: estabilidad jurídica y respeto a la ley, no cualquier ley que se invente un grupo de fanáticos, sino el Orden de Leyes universal, el mismo consagrado en la Revolución Francesa y la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, fundamentados a su vez en el Derecho Romano y la Carta Magna, entre otros luminosos momentos.

Los Estados Unidos han puesto sobre la mesa las condiciones para un entendimiento fructífero con nuestro país, comenzando por el combate a la corrupción y políticas que generen empleo.

Una de las condiciones es no continuar apoyando la dictadura venezolana, que además no es modelo positivo de nada, pues caer en una hambruna a la africana no es de imitarse sino de combatirse.

No se pueden esconder

la ignorancia y las deficiencias

La gente sueña con recuperar la tranquilidad que había antes que se suprimieran la Guardia Nacional y antes de que se aprobaran leyes colocando mantos de impunidad sobre los “menores infractores”, que ahora son los sicarios y los cobra-rentas de las bandas criminales.

Y un ejemplo terrible de la descomposición en que hemos caído es el de un pandillero reprobado en un examen escolar, que se identificó como miembro de una mara y por tanto exigió a su maestro que lo calificara con un “nueve”.

Pero lo mismo están haciendo los funcionarios al colocar en puestos de responsabilidad a gente que la vida ha reprobado, pero que por ser miembros del partido oficial tienen calificaciones irreales.

Pero hay consecuencias. Un alumno que pasa los cursos “copiando” o amenazando, en el trabajo --si es que lo consigue-- rápidamente descubren sus deficiencias y es despedido, pues cuando en una organización, por pequeña que sea, uno no se acopla a los engranajes de trabajo afecta de inmediato el buen funcionamiento del conjunto.

Y cuando un conjunto, como los funcionarios actuales, es formado por personas no aptas, sufre la labor estatal y, lo que es peor, sufre la población.