Hace 75 años comenzó el fin de la dictadura de Martínez

Era de esperarse que militares descontentos fraguaran un complot contra Martínez y la revuelta estalló cuando el dictador estaba fuera de San Salvador, ese 2 de abril de 1944.

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03 April 2019

Setenta y cinco años se cumplen desde la caída del dictador Maximiliano Hernández Martínez.

Conocido como “el brujo de los trece años” y de mano férrea, llegó al poder como consecuencia de la inestabilidad política y alzamientos previos al levantamiento comunista de 1932.

Martínez tomó en sus manos sofocar a sangre y fuego una violenta revuelta campesina instigada por Farabundo Martí y considerada el primer levantamiento comunista en América.

La rebelión tuvo lugar en Izalco y áreas aledañas, donde las turbas atacaron a los terratenientes y a los pequeños negocios.

Testimonios de la época dan cuenta de que los insurrectos mataban indiscriminadamente a los que consideraban “oligarcas”. Las turbas saquearon las cantinas, los sitios donde se vendía licor copeado, se emborracharon y eso dio tiempo a la Guardia Nacional y los soldados para sofocar cruentamente el levantamiento.

La insurrección se veía venir, lo que hizo que en las principales ciudades y muchos pueblos se formaran grupos para montar la defensa de las comunidades.

Varios de los jefes de la rebelión fueron muertos, el indio Ama ahorcado y posteriormente capturaron en San Salvador a los responsables directos, Martí, Luna y Zapata, quienes fueron fusilados.

El espectro del comunismo perduró, paradójicamente sirviendo como sostén del martinato.

Martínez era un hombre de poca formación cultural que fue presa de las prédicas de los teósofos y, sobre todo, de Krishnamurti. Admirador de Hitler y Mussolini, irónicamente en su gestión El Salvador le declaró la guerra a la Alemania nazi y Japón.

Martí, al igual que muchos jóvenes estudiantes de entonces, propagaba la creencia de que los males que sufría el país eran una consecuencia de “los ricos”.

Martí es símbolo de la izquierda oficialista actualmente, aunque los jóvenes efemelenistas se han enfrentado a la gerontocracia del partido, porque ya es imposible mantener mitos para sostener el credo de “la revolución”, verdadero opio del pueblo como se le ha atribuido decir a Carlos Marighella.

Después de trece años, la dictadura cayó por la Huelga de Brazos Caídos

Martínez fue honesto y frugal en su vida, pero la emprendió contra los críticos a su régimen, impuso una férrea censura, persiguió a don Napoleón Viera Altamirano, fundador de El Diario de Hoy, a quien mandó tres veces al exilio después de encarcelarlo.

Era de esperarse que militares descontentos fraguaran un complot contra Martínez y la revuelta estalló cuando el dictador estaba fuera de San Salvador, ese 2 de abril de 1944. La noticia le llegó por la radio tomada por los rebeldes, que cometieron el grave error de decir que todas las guarniciones estaban de su lado, con excepción de la Policía. Y a la Policía se dirigió Martínez, desde donde sofocó el alzamiento, apresó a los líderes y ordenó fusilarlos, matanza cruel que causó el repudio general.

¿Cómo combatir al dictador? La única arma era una huelga de brazos caídos, que paralizó el país e hizo insostenible la permanencia de Martínez en el poder.

En ese momento doña Mercedes de Altamirano, cofundadora de este periódico, publicó una edición de EL DIARIO DE HOY con el titular ¡CAYÓ MARTÍNEZ! La publicación fue el golpe final; Martínez huyó a Honduras, trabajó como agricultor y allí lo asesinaron.

El viejo general murió defendiéndose... Dios se apiade de su alma.