Un cómico va a la cabeza en las elecciones presidenciales de Ucrania, personaje que no tiene programas conocidos para desenvolverse como gobernante aunque ha venido burlándose de previos y actuales políticos de la nación.
Volodymyr Zelenskiy ha estado parodiando al jefe de Estado y ahora puede volverse realidad que ocupe su lugar. De hecho, ya ganó la primera vuelta de las presidenciales.
Ucrania está pasando por una difícil situación económica, en parte debido a la guerra que Rusia ha montado para anexar a su territorio la parte oriental del país.
Allá, como en Guatemala y otros países que no vamos a nombrar, los incautos votantes se lanzan al vacío, sin saber si al fondo hay un estanque o rocas y pedregales. Esto es igual a lo que sucede en muchas naciones de Europa. Grupos separatistas agitan en Cataluña como en Inglaterra; al día de hoy los ingleses no han definido si se saldrán o no de Europa, lo que sería un paso ruinoso para su bienestar y su futuro.
Los incautos votaron por Chávez, por Hitler en Alemania, por los socialistas del Siglo XXI en estas tierras, con las terribles consecuencias que todos conocemos.
Esas realidades destacan la decisiva importancia que la institucionalidad desempeña en las democracias, que gracias a sus inherentes pesos y contrapesos, además de los preceptos de las leyes fundamentales, las constituciones, delimitan el campo de acción de gobernantes, ciudadanos y los diversos sectores que forman una república.
Esas estructuras republicanas están siempre bajo asedio, pues muchos grupos mafiosos se organizan para debilitar el entramado institucional en su beneficio, comenzando por los movimientos callejeros que, pretendiendo ser “el pueblo”, permanentemente se confabulan contra lo propio, lo honesto, lo positivo en su provecho.
Y un ejemplo es el bloque de activistas (cerca de cuarenta mil) que se ha denunciado que los efemelenistas han formado en el gobierno para seguir sangrando a El Salvador. Como sucede actualmente en Venezuela, país que esperamos no haya sido abandonado a su suerte: los secuaces de Maduro, las hijas y parentelas de Chávez se han enriquecido en forma exorbitante, mientras los venezolanos atraviesan una crisis sin precedentes en nuestro Hemisferio.
Una nación que prospera no es presa fácil para los mercaderes de ilusiones
Es de esperarse que una nación que prospera, que logra un crecimiento tangible como lo fue El Salvador hasta que cayó en el cleptoquinquenio de Funes, no es fácil presa de los mercaderes de ilusiones. Aquí se establecieron maquilas, plantas procesadoras de alimentos... unos años atrás se ensamblaban autobuses por la firma Frenkel y más tarde hasta helicópteros.
Pero al desplomarse la confianza, caer en la corrupción, propagarse el odio de clases, es crecientemente difícil evitar la depredación de los confabulados contra nuestra Patria.