Se acaba el tiempo para devolver a Venezuela a la democracia

Las dos dictaduras, la de Venezuela y Nicaragua, debieron haberse erradicado antes de que alzaran vuelo, precisamente después que amañaron elecciones, pues no tiene sentido dejar a un par de trogloditas montarse sobre sus respectivos pueblos para conculcar sus libertades y robar su patrimonio.

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26 March 2019

El tiempo que está tomando una acción decisiva de Estados Unidos y las democracias hemisféricas contra el régimen de Maduro, para restablecer la libertad y el Estado de Derecho en Venezuela, amenaza volverse contra ellos mismos y la oposición venezolana.

De repente el país podría verse tomado por rusos y chinos y los estadounidenses abandonando la causa y dejando la espada de Damocles sobre la oposición, encabezada por el presidente interino Juan Guaidó.

Altos funcionarios de EE.UU. han repetido que “no estamos jugando”, le han advertido a los rusos que “no tensionen más” la situación y que no tolerarán “injerencias de potencias hostiles”, pero no han promovido acciones más determinantes, aparte de las sanciones económicas y migratorias contra Maduro y los militares.

Mientras, adentro los emplazados comienzan a montar sus defensas, desde rodearse de escudos humanos y rehenes hasta fortalecer sus guaridas, al tiempo que llegan aviones con militares rusos y armamento.

Esta clase de déspotas siempre se escudan tras niños y gente inocente y desarmada, como los del ISIS, la banda de asesinos de Siria: pusieron en sus trincheras a mujeres y niños.

Arafat, que irónicamente recibió tiempo después el premio Nobel de la Paz, huyendo de una coalición de tropas de Jordania e Israel se metió en los barrios populares de Beirut.

Las dos dictaduras, la de Venezuela y Nicaragua, debieron haberse erradicado antes de que alzaran vuelo, precisamente después que amañaron elecciones, pues no tiene sentido dejar a un par de trogloditas montarse sobre sus respectivos pueblos para conculcar sus libertades y robar su patrimonio.

Estados Unidos falló con Maduro y con Ortega como antes con Castro.

El gran problema es la inoperancia del sistema interamericano para impedir que grupos de fuerza se perpetúen, como tantos casos se vienen dando en nuestro aporreado Hemisferio.

Ortega viene haciendo toda clase de maniobras para ganar tiempo y que a la gente se le olviden los más de 500 muertos desde abril pasado, cuando estallaron las protestas que el déspota reprime a sangre y fuego.

De nuevo el Papa Francisco sale abogando por una solución pacífica, lo cual es comprensible desde su papel de Pontífice, pero nadie apacigua fieras con incienso y cánticos y esto sólo es aprovechado por los tiranos para ganar tiempo.

Un compromiso por la libertad y la democracia

Las naciones iberoamericanas deben, en las actuales circunstancias, adoptar un compromiso común de rechazar la reelección, de luchar contra el nepotismo y de esforzarse por reducir el tamaño de los gobiernos para impedir lo que se ha dado en nuestros países: montar nuevos aparatos de corrupción y un enorme esquema de sostenimiento de parásitos, lo que debe suprimirse lo antes posible.

Si las fuerzas fácticas de Alemania hubieran cortado a Hitler desde el momento en que anuló los procesos electorales, el horror del Holocausto y la posterior destrucción de Alemania y media Europa no habría tenido lugar.

Los países nunca deben bajar la guardia ante la amenaza de que las masas corran detrás del primero que les ofrece paraísos, de los traficantes de ilusiones.