Se firmó la paz, pero no cejaron en su sed de odio y venganza

¿Cómo devolverles la vida al expresidente de la Asamblea, Rubén Alfonso Rodríguez; al expresidente de la República, Osmín Aguirre; a Francisco Peccorini, al exfiscal Roberto García Alvarado, al exmagistrado presidente Francisco José Guerrero, al excanciller Mauricio Borgonovo, al empresario Roberto Poma, al exministro Walter Beneke, al doctor Rodríguez Porth, al exalcalde Carlos Herrera Rebollo, a Mélida Anaya, a Roque Dalton y a tantas otras víctimas de la insania y las confabulaciones totalitaristas?

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24 March 2019

No es que simplemente son cosas sucedidas hace treinta años, sino que a pesar de que se firmó la paz, la extrema izquierda siguió en guerra y eso es lo que hemos visto en todos estos años.

Ha sido evidente su sed de odio y venganza contra lo que ellos consideran su enemigo de clases, los ricos, los burgueses, los oligarcas (a pesar de que ahora ellos son los ricos, los burgueses, los oligarcas) y quieren continuar reviviendo los casos de la guerra, pero sin reconocer las matanzas, atrocidades y violaciones a los derechos humanos que cometió la guerrilla.

Hace unos días estuvimos recordando el asesinato del exjesuita y filósofo Francisco Peccorini, perpetrado el 15 de marzo de 1989. Fue el primero de varios columnistas de El Diario de Hoy asesinados vilmente, pues no tenían más armas para defenderse que sus ideas.

Un mes después fue asesinado el entonces Fiscal General, Roberto García Alvarado, a quien le detonaron una bomba en la cabeza.

Meses después fue asesinado el Ministro de la Presidencia, doctor Antonio Rodríguez Porth. A su yerno, el expresidente Francisco Flores, no descansaron hasta humillarlo y aniquilarlo moral y físicamente dos décadas después. Fue una pena de muerte hecho y sin que hubiera sido vencido en juicio por las acusaciones que le hicieron, pero necesitaban cobrarle la humillación que le causó a Fidel Castro en Panamá.

Ese odio de clases los lleva ahora a una rabiosa y violenta oposición a que el sector privado tenga un representante en el consejo rector de la Ley de Aguas. Hablamos de paz, reconciliación e inclusión, pero quieren excluir a toda costa a quien consideran “su enemigo”.

El paso de la extrema izquierda y los efemelenistas por el poder ha estado marcado por el enfrentamiento con la oposición, la imposición, el saqueo fiscal (decretaron 22 nuevos tributos), el intento de quedarse con la totalidad de los ahorros de pensiones de los trabajadores, la exclusión de los representantes del sector privado de las instituciones autónomas, etc.

Las familias, grupos sociales y salvadoreños en particular nunca se reponen de los asesinatos, secuestros y toda clase de violencia contra padres, hermanos, amigos. No se olvidan por más años que pasen.

Los crímenes de la guerra marcaron a familias enteras y al país mismo

¿Quién va a resarcir a las personas que perdieron sus trabajos, las empresas que fueron a la quiebra, las familias que tuvieron que emigrar por el desastre causado por los sindicatos y grupos radicales y luego por la guerra?

¿Cómo devolverles la vida al expresidente de la Asamblea, Rubén Alfonso Rodríguez; al expresidente de la República, Osmín Aguirre; a Francisco Peccorini, al exfiscal Roberto García Alvarado, al exmagistrado presidente Francisco José Guerrero, al excanciller Mauricio Borgonovo, al empresario Roberto Poma, al exministro Walter Beneke, al doctor Rodríguez Porth, al exalcalde Carlos Herrera Rebollo, a Mélida Anaya, a Roque Dalton y a tantas otras víctimas de la insania y las confabulaciones totalitaristas?

La culpa de todo esto la tienen los que muerden el anzuelo de los traficantes de ilusiones, se dejan seducir por falsas promesas, se emboban con bolsas de semilla y peluches, creen en hipócritas abrazos o besos al bebé que cargan y les dan su voto. Así llegaron al poder los bolcheviques, Hitler y Mussolini, Chávez.

Hay viejos fílmes, que ahora pueden verse en Internet, de Hitler en una mesa rodeado de generales, disponiendo de tropas como piezas en un tablero; en su mayor parte esas tropas y sus oficiales murieron en la ofensiva contra Rusia o en campos de concentración.

Un amigo alemán, que ya murió, vivía con una bala rusa en su cabeza...

“Quien desconoce el pasado vuelve a cometer sus errores”, dijo Santayana. Uno de esos graves errores es seguir cayendo en las trampas de individuos y movimientos que sólo buscan su provecho y que para alcanzarlo no tienen escrúpulos en derramar la sangre de personas inocentes...