La popularidad de las películas y programas sobre el crimen ha permitido sembrar, en un público amplio, una noción general sobre qué hacen los fiscales, policías y jueces. Es gracias a lo que han visto en el cine y la televisión que la mayoría de las personas no dudaría en asegurar que el policía captura, el fiscal acusa y el juez dirige el juicio. Este ejercicio se complica un poco al preguntar sobre el rol de los analistas criminales. Las películas y programas que se enfocan en estos profesionales son pocas. Consecuentemente, la cultura popular no ha moldeado un consenso general en la ciudadanía sobre cuál es la función básica e importancia del analista criminal. La Fiscalía General de la República recientemente dio un paso decidido para fortalecer y ampliar significativamente el uso del análisis criminal en su trabajo. Esto exige tener clara la trascendencia de este avance y el potencial que tiene su adecuada ejecución y administración.
Los analistas criminales desempeñan un papel crucial en las agencias de investigación modernas. Esencialmente, su trabajo consiste en aplicar múltiples técnicas para analizar, de forma sistemática y acuciosa, distintos tipos de información, con el fin de identificar tendencias y patrones escondidos en océanos de data. La idea es que los resultados obtenidos ayuden a optimizar el trabajo de investigadores, policías, fiscales y agentes de inteligencia. El trabajo de los analistas puede emplearse para fines operativos. Por ejemplo, en el contexto del esclarecimiento de un hecho delictivo, los analistas pueden estudiar bitácoras telefónicas o comunicaciones electrónicas para que los investigadores orienten la investigación en sujetos de interés. El análisis criminal puede también tener un enfoque estratégico. Por ejemplo, los analistas pueden elaborar pronósticos sobre cómo reaccionará un mercado ilícito después de la captura de un grupo de crimen organizado, con el fin de generar insumos para la formulación de líneas de trabajo. Los avances de la tecnología y su amplio uso producen mares de información cuyo análisis resulta relevante y, a veces, hasta obligatorio para la investigación y persecución del delito.
Los analistas tienen que estar íntimamente familiarizados con las premisas centrales de la investigación y persecución penal, pero su fortaleza radica en la pericia técnica para el tratamiento y análisis de data. Uno de los desafíos más grandes de su trabajo es sintetizar y plantear los resultados de sus análisis de forma clara y concisa. Deben de procurar que la complejidad de las técnicas analíticas empleadas, no se convierta en un obstáculo para comunicar los resultados.
El Fiscal General, Douglas Meléndez, recientemente inauguró la Dirección de Análisis, Técnicas de Investigación e Información (DATI) en la Fiscalía. Tuve el privilegio de visitar recientemente el edificio en el que opera dicha dependencia. Además de la alegría que me dio saludar a muchos amigos y compañeros a quienes tenía un buen rato de no ver, no pude esconder mi emoción al conocer la magnitud de la apuesta de la Fiscalía por el análisis criminal. Le están apostando en grande. La organización, estructura y equipamiento de la DATI es impresionante, testimonio del paso decidido y con enorme potencial que ha dado la Fiscalía para elevar el nivel de la investigación y persecución del delito. El personal de esta oficina carga en sus hombros la enorme responsabilidad de transformar para siempre la capacidad investigativa de la Fiscalía. Conociéndolos, no tengo duda de su compromiso y entrega para lograrlo, pero su éxito depende, en gran medida, de la conducción operativa y estratégica de la institución.
Proyectos similares han fracasado en otros países porque los titulares no conservaron la visión original con la que fueron concebidos. Este detalle es crucial ahora que estamos por elegir al próximo fiscal. El proceso debe incluir mecanismos para asegurarse de que los candidatos tengan la capacidad, trayectoria y antecedentes que garanticen que esta será la era del analista criminal.
Criminólogo
@_carlos_ponce