Globalización: el péndulo regresa

descripción de la imagen

Por

19 November 2018

Todo lo que hemos venido oyendo de que vienen los robots nos obliga a preguntarnos ¿a quién va a afectar la tecnología de los robots? Va a afectar a la clase menos favorecida, esa es la gente vulnerable que va a afectar la era de los robots, generando unos problemas sociopolíticos enormes en la región de Centroamérica. Las medidas de subir aranceles podrían convertirse en un detalle de menor significancia en el largo plazo.

Una macro-fuerza ha impulsado el cambio económico mundial en los últimos 50 o 60 años: la globalización. Las economías nacionales que una vez habían estado solas comenzaron a integrarse en cadenas productivas, esto ha sido positivo, todos están mejor cuando son libres de hacer lo que hacen mejor.

Pero la forma en que sucedió la globalización y liberalismo comercial creó ganadores y perdedores y la angustia política actual. Una razón es que las empresas utilizan la globalización para ahorrar en salarios. Trasladando la producción intensiva en mano de obra a países de bajos salarios, enviando los productos al lugar donde viven los consumidores. En otras palabras, la globalización prosperó explotando las diferencias salariales.

Ahora esas diferencias salariales se están reduciendo y ya estamos viendo los resultados. Si los salarios fueran iguales en todas partes, los fabricantes se establecerían cerca de sus clientes para reducir competitivamente costos de envío y entrega. Eso se está convirtiendo en una realidad, pero no porque estemos acercándonos a la igualdad salarial, sino porque gran parte del trabajo ya no es humano.

Robots industriales hoy son inversión importante, pero una vez realizada en su lugar, estos sistemas funcionan a la misma velocidad, y más o menos al mismo costo, sin importar dónde se les instala. Esto significa que una fábrica automatizada en Indonesia que produce para los consumidores de Estados Unidos, ahora tiene una ventaja mucho menor frente a una fábrica similar que produce bienes similares en Kansas. El trabajo robótico cuesta lo mismo en ambos lugares.

Y si tenemos en cuenta que la fábrica de Kansas puede entregar un mes más rápido y los propietarios no tienen que financiar el inventario en tránsito, el incentivo para trasladar la producción a los Estados Unidos es aún mayor. El Wall Street Journal informó la semana pasada que “Más fábricas se acercan más a los clientes”.

Esto tardará años en desarrollarse. Veremos algunas reversiones en el camino, pero la tendencia principal es clara: las fronteras y barreras comerciales están volviendo a subir. Las empresas y los consumidores tendrán que adaptarse. Algunas consecuencias importantes habrá para los inversiones. Por ejemplo, a medida que la producción fabril se acerque más a los consumidores, habrá menos necesidad de buques portacontenedores gigantes y de la infraestructura que les presta servicios. Pero la fabricación local aún necesitará materias primas, que pueden tener que viajar desde lejos manteniendo el transporte marítimo.

La energía podría tener un cambio similar. La energía solar, la eólica y otras fuentes renovables serán cada vez más rentables y no necesitan entregas de combustible. La tendencia es que menos buques petroleros van a cruzar el mar y habrá menos capital financiando el inventario de petróleo en tránsito. Esto provocará incluso cambios geopolíticos y de gastos en defensa cuando la OPEP ya no controle la energía del crudo al resto del mundo.

A medida que la automatización de las fábricas mejora y éstas se acercan a los consumidores, produciremos a pedido en lugar de mantener grandes cantidades de mercancías en almacenes y en los estantes de las tiendas; afectando el mercado de bienes raíces y construcción.

Sin embargo, no hay retorno, hacia adelante es la única opción.

Exministro de Economía