Nuestro frijol

descripción de la imagen

Por

29 October 2018

El frijol, junto con el maíz, forma la base de la dieta tradicional salvadoreña; representa el 8.0 % del peso de la canasta básica urbana, y el 8.9 % de la canasta básica rural, y es una fuente significativa de proteínas en la típica dieta salvadoreña. Cualquier aumento de precio ha generado zozobra entre consumidores. Por ende, es importante aprender de las experiencias anteriores, y que sus lecciones sean aplicables en otros productos básicos que puedan enfrentar escasez en el futuro.

El Salvador tiende a tener los mayores rendimientos de frijol en la región, debido a la presión por el costo y la disponibilidad de la tierra, lo cual induce un uso más intensivo. Por ejemplo, el rendimiento promedio durante los últimos años ha sido de 15 qq/mz.

En el país generalmente se realizan dos siembras de frijol; la primera, en mayo-junio para cosechar en agosto; y la segunda, que se siembra en agosto-septiembre, para cosechar a partir de finales de octubre y durante noviembre.

Entre todos los granos, el frijol rojo tiene la mayor volatilidad de precio. Aun en años normales, el precio al mayorista típicamente tiene una fluctuación de 24 % durante el año, reflejando la estacionalidad en la cosecha nacional y regional. Es un producto cuya demanda es altamente inelástica, debido a la rigidez en las preferencias del consumidor, entonces, cuando su disponibilidad es restringida, el precio aumenta en una proporción mucho mayor.

Según estadísticas, aun cuando suceden variaciones en la producción, la cantidad que los productores guardan para su autoconsumo en finca se mantiene relativamente constante, estimada en 430 mil qq anuales.

Este volumen protege la seguridad alimentaria de las familias productoras; el restante está disponible para la venta. Este gran volumen almacenado en finca introduce otro elemento de volatilidad en el mercado, ya que cuando la producción es menor, el volumen disponible para la venta se reduce en una proporción relativamente mayor.

La demanda de frijol en El Salvador anda por los 2 millones 500 mil quintales y la producción el año pasado fue de 1 millón 920 mil, porque se perdió el 20 % de la cosecha, por lo que siempre se recurre a importar de otros países.

En el caso de nuestro frijol, lo importante consiste en encontrar soluciones viables para formular una política pública de sostenibilidad para la producción de frijol a mediano y largo plazo. Contar con un diagnostico que identifique las razones objetivas por las cuales existen incrementos cíclicos y ascendentes en los precios de los granos básicos y en general de los alimentos.

Uno de los principales problemas que aqueja a miles de pequeños productores nacionales de frijol, e incluso maíz, es la pérdida de ingresos por la ineficiencia en el manejo post cosecha y por la comercialización de sus productos por los intermediarios, lo cual hace que las cosechan se vendan a precios bajos al productor, con amplio margen en la intermediación.

El clima es un reto recurrente, este año la sequía quemó gran parte de la cosecha de maíz, ahora la reciente incesante lluvia inundó los frijolares dejando pérdidas millonarias para los agricultores.

El tema del frijol es tan sensible en el país que la Defensoría del Consumidor realiza rigurosos operativos de supervisión en comercios y bodegas para determinar si hay acaparamiento y especulación en los precios.

Tenemos la obligación de profundizar y perfeccionar las políticas agropecuarias vigentes y asumir el reto que para el futuro inmediato implica la seguridad alimentaria de nuestra población. Sin embargo, existen un buen número de apreciaciones, dificultades e intereses que se contraponen en el largo plazo, como cuando por enfoques ideológicos se entrampa la búsqueda de soluciones encaminadas a mejorar la productividad agropecuaria.

Exministro de Economía.