FGR vs. FGR

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21 October 2018

El caso contra la Fiscalía General de la República (FGR) es quizá sea uno de los más vergonzosos de la historia del país. Aunque parezca absurdo, a la Fiscalía le tocó investigar y perseguir a la Fiscalía por presuntos actos de corrupción. Las acusaciones en la llamada “Operación Corruptela” señalan que el exfiscal Luis Martínez puso una institución completa al servicio de sus necesidades y deseos. La Fiscalía tenía infiltrado el crimen organizado desde su cabeza. Esto se suma a la larga cadena de corrupción que ha azotado a nuestro país en las décadas pasadas.

Según la Fiscalía, la Fiscalía de Luis Martínez malversó fondos provenientes del presupuesto de la entidad, dinero ilícito decomisado por la misma institución por los delitos que investigaba, venta de justicia e impunidad; todo es grave, pero lo peor es que, según la acusación, el exfiscal general recibía dinero y beneficios para omitir investigaciones o para elaborar imputaciones sin justificación real. La defensa de los intereses del Estado, la persecución del delito y la búsqueda de la justicia lamentablemente se tiraron al olvido; una de las instituciones encargadas de proteger los derechos de sus ciudadanos se convirtió en su violador. Incomprensible.

La Fiscalía es una institución más que fue utilizada como nido de corrupción. Ya fuimos testigos de otros casos en el Ejecutivo como la confesión del expresidente Saca, las acusaciones contra el expresidente Funes; además, llevamos al hombro la administración arbitraria de los presupuestos de instituciones estatales, el mal uso de bienes públicos, los salarios arbitrarios pagados con dinero del Estado. Eso también es corrupción. Ahora, en este caso, la venta de la impunidad al mejor postor por parte de la Fiscalía. El Estado, mantenido con el esfuerzo de muchos ciudadanos honrados, ha sido exprimido por la corrupción.

Con la “Operación Corruptela” hay que volver a poner el foco en la relevancia de las elecciones de funcionarios que hace la Asamblea Legislativa. Necesitamos gente preparada que dirija las instituciones, definitivamente. Pero, sobre todo, necesitamos personas honradas y con la plena voluntad de hacer el trabajo que le corresponde. La característica que más debe pesar en la nueva elección del Fiscal General es la honradez y decencia.

La integridad es algo que apreciarán unos y silenciosamente le caerá mal a otros. Pero si queremos limpiar las instituciones y que estas levanten cabeza, es necesario que los nombramientos recaigan sobre personas de notoria honradez. La próxima elección del Fiscal General es la mejor oportunidad de la Asamblea de reivindicarse ante tan cuestionados nombramientos.

El próximo Fiscal General tendrá un reto complicado y trascendental. Debe continuar con el combate a la corrupción iniciada por el Fiscal Douglas Meléndez, depurar el interior de la Fiscalía y sacar aquellos todos malos elementos que han promovido o alentado los actos de corrupción en los distintos niveles. Además, es necesario reinventar una institución que históricamente se ha enfocado más en la cantidad de casos tramitados que en la calidad (y veracidad) de las acusaciones realizadas. No podemos seguir tolerando los manejos arbitrarios de instituciones que únicamente debe responder a la Constitución y las leyes de la república.

Los diputados deben tomar conciencia del daño que le puede causar al país la mala elección de funcionarios. Una persona con poca honradez, sin capacidad de administrar una institución compleja y sin el valor de asumir los compromisos que implica un cargo tan importante como el de Fiscal General, nos puede llevar nuevamente a una vergonzosa venta de la impunidad. Ojalá los legisladores adviertan la importancia de depurar y seleccionar a los mejores perfiles para un cargo, pues de lo contrario corren el riesgo de convertirse en parte de la raíz de la corrupción.

PD. constitucional: No olvidar que mañana se cumplen 100 días sin que se nombren a los magistrados de la Sala de lo Constitucional. Un récord revestido de falta de madurez política; resulta increíble que nuestros legisladores no sean capaces de sentarse a dialogar y llegar al mejor acuerdo por el bien del país. Rectifiquen y elijan ya.

Abogada