"Semos malos..."

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16 October 2018

PUESIESQUE… de repente recuerdo que está por cumplirse un aniversario más del natalicio de nuestro mejor cuentista, así que automáticamente dirijo la vista al desgastado libro y, ni modo, no puedo evitar imaginar lo que sería trasladar uno de sus famosos relatos a la actualidad:

“La Comisión Política es lo más hondo de la Asamblea Legislativa. La Comisión Política es honda en el silencio de sus diputados, en los discursos vacíos de contenido y en su omisión bárbara y cruel de dejar al país sin justicia constitucional. La Comisión Política es honda en el misterio de sus oscuras negociaciones, de sus ocultos arreglos, de sus abyectos intereses involucrados... Hasta la Comisión Política no llega la Constitución; hasta allí no llega su justicia. En esa comisión se permite —como en los tiempos primitivos— que no exista deliberación pública, que se acumulen reuniones infructuosas, que ni la aritmética ni la lógica funcionen.

Los diputados entraron al salón para otra reunión estéril, se sentaron alrededor de la larga mesa, y una joven diputada encendió su computadora: empezó a leer en voz alta las quejas ciudadanas por la no elección de magistrados de la Sala de lo Constitucional.

Después de escucharla, un diputado de más de 30 años como legislador dijo: “No se preocupen, es solo gente quejándose”.

Pero, preguntó la diputada: “¿Ya se enteraron de que los pacientes de tratamiento de hemodiálisis no están recibiendo el medicamento que corresponde?”.

Y otro diputado comentó: un vecino perdió su casa, porque a pesar que no le notificaron el embargo, la demanda de amparo que presentó hace 2 meses nunca se resolvió, porque no hay Sala.

Y uno más dijo: yo sé que un muchacho está ilegalmente detenido en una bartolina policial, pero no se resuelve su habeas corpus, porque no hay Sala.

Todos los diputados sonrieron, como niños de un planeta extraño. Afuera, los ciudadanos que ruegan justicia constitucional siguen llorando… uno, porque el medicamento le genera dolor en las articulaciones… otro, porque lo desalojaron de su casa… otro, porque ya tiene más de un mes que casi no duerme, porque en la bartolina el miedo es más grande que el hedor.

Y, entonces, mientras esperan que la sesión inicie, la joven diputada de la computadora se conecta a YouTube y suena el fado más triste que se ha escrito y cantado. Ninguno de los diputados entiende portugués, pero no es necesario, la música refleja toda la impotencia y el quebranto que encierra la melodía.

Canta una mujer de fresca voz, una canción triste. Tenía dejos llorones, hipos de dolor y de desengaño. Gemían las cuerdas del violín, reclamando un derecho; y desesperada, una jovencita lamentaba una injusticia.

Cuando acabó la canción, los diputados se miraron. Suspiraron...

Uno de ellos volteó a ver a la puerta, como rogando que alguien entrara. Otro se mordió los labios. Otro, por hacer algo, tamborileó sobre la mesa. Y otro, de la nada, queriendo cambiar de tema, preguntó: ¿y ustedes creen que nos reelijan para otro periodo como diputados? El más viejo miró al suelo, y dijo después de pensarlo muy duro: “No veo porque los ciudadanos tendrían que elegirnos… semos malos”.

Mil disculpas por arruinar un bello cuento… pero reclamemos a los diputados que tienen a la ciudadanía en una lucha que todavía NOSEACABUCHE.

P.D.: No añadiré canción a la lista… cada uno piense en la melodía más triste que ha escuchado, así sea fado, bolero, ranchera, balada, rock, pop, ópera… a gusto de cada uno (antes de que llegue la censura).

Abogado constitucionalista