Una nueva cruzada

descripción de la imagen

Por

06 October 2018

El 7 de octubre de 1571 ha pasado a la historia por haber tenido lugar la famosa Batalla de Lepanto, en que la Liga Santa, formada por las naciones cristianas de Europa, y cuya armada capitaneaba Don Juan de Austria, se enfrentaba con la poderosa flota turca que amenazaba con invadir el continente para imponer la doctrina del Islam. Ante semejante amenaza, el Papa Pío V pidió a toda la cristiandad que rezara el Rosario para pedir a la Santísima Virgen la victoria para las armas cristianas.

Se dice que estando el Papa en su capilla, pidiendo a la Virgen el milagro, recibió de Dios la certeza de que la batalla ocurrida en el Golfo de Lepanto, había sido una grandiosa victoria para las armas de la Cruz, varios días antes de que el mensajero portador de la feliz noticia, llegara a Roma. En agradecimiento, el Papa San Pío V, estableció ese día como fiesta a Nuestra Señora de las Victorias del Santísimo Rosario, que hoy se celebra en todo al mundo y cuya basílica se encuentra en la ciudad de Pompeya.

El Santo Padre Francisco, ante la situación difícil que actualmente atraviesa la Iglesia, ha repetido la acción de su santo predecesor, y con la certeza de la protección de la Santísima Virgen, se ha dirigido a todos los católicos del mundo para que unidos en oración, imploremos su ayuda, con el arma más poderosa con que contamos: el Santo Rosario, que nos permite meditar los misterios de la vida de Jesucristo, pidiendo la intercesión de su Madre, la Virgen María, “la omnipotencia suplicante” rezando también la invocación más antigua en honor de la Madre de Dios, y que generaciones de cristianos han repetido: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No deseches las súplicas que te hacemos en nuestras necesidades. Antes bien líbranos de todo peligro, Oh siempre Virgen Gloriosa y Bendita”.

El Santo Padre, sobre cuyos hombros recae todo el peso de la Iglesia, ante los graves problemas, especialmente los causados por sacerdotes que olvidando su sacro ministerio, han causado daño a tantas víctimas inocentes, también ha pedido se invoque a San Miguel Arcángel, el jefe de los ejércitos celestiales, para que proteja a la Iglesia de Cristo de las asechanzas de sus enemigos, con una antigua oración pidiendo la protección del Santo Arcángel: “Arcángel San Miguel, defiéndenos en la lucha, sé nuestro amparo contra la adversidad y las asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con tu divino poder, a satanás y a todos los malos espíritus que vagan por el mundo buscando la perdición de las almas”.

Los católicos de todo el mundo, respondiendo a la súplica del Santo Padre, están unidos en esta cruzada de oración que como en Lepanto, constituye una dura batalla contra los ataques que se ciernen sobre la Santa Iglesia. Este día, en todo el mundo sube este clamor al cielo, que en América Latina, el continente de la esperanza como lo llamó el Papa San Juan Pablo II, se ha iniciado una cruzada llamada “El Rosario de costa a costa” para que se haga realidad la promesa de Cristo: “Cuando dos se unan para pedir algo en mi nombre, yo estaré en medio de ellos”. Son millones de voces que en diferentes idiomas repiten hoy las palabras del Ave María, confiando en la promesa de Jesús: “Yo estaré con vosotros hasta la consumación de los siglos” asegurando su protección a su Iglesia asegurando que las puertas del infierno, no prevalecerían contra ella. La oración es invencible.

Maestra.