Corrijan, diputados. Pero ya

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20 September 2018

En la última sesión de la Comisión Política de la Asamblea, así como en recientes intervenciones públicas de algunos diputados, se nos ha hecho un llamado a los ciudadanos para que seamos empáticos con la labor legislativa, entendamos la complejidad que involucran elecciones de segundo grado y confiemos en que se está intentando llegar a un consenso que, supuestamente, nos beneficiará a todos. Hasta paciencia se nos ha pedido a pesar de que ya llevamos más de dos meses sin contar con Sala de lo Constitucional y una Corte Suprema de Justicia funcionando a plenitud.

Concuerdo con que suelen ser malas las generalizaciones, pero lo cierto es que, por lo acontecido hasta ahora, el reclamo es extensivo a todos; absolutamente a todos. Ya no podemos seguir siendo empáticos, ya no podemos confiar, ya no podemos tenerles paciencia.

Desde el año pasado y a través de varias organizaciones de sociedad civil, les hicimos ver a quienes ya postulaban como aspirantes a un curul, que la elección de magistrados sería la más importante tarea para esta legislatura.

También desde el año pasado les venimos exigiendo que introdujeran reformas al Reglamento Interior de la Asamblea (RIAL) para que se pudiera desarrollar un proceso de elección no solamente acorde a las expectativas ciudadanas, sino acorde a las mejores y más sanas prácticas en materia de elección de funcionarios. Desde entonces les hicimos ver la necesidad de desarrollar un perfil de magistrado y un parámetro de elección —el famoso baremo— que les permitiera elegir con criterio.

Como nuestros llamados no fueron suficientes, a principio de este año varias organizaciones les presentamos una propuesta de reforma al RIAL, la cual había sido consultada abiertamente con el gremio de abogados, diputados, jueces, académicos y funcionarios. Un par de diputados se atrevieron a darle iniciativa de ley, pero hasta ahí llego el asunto.

La actual Legislatura tuvo la oportunidad de cambiar de una vez por todas el mecanismo de elección de funcionarios, pero nadie, absolutamente nadie, se echó encima esa tarea. Todos se escondieron bajo la excusa de que, si le entraban a las reformas, no habría tiempo para elegir en tiempo; vaya paradoja. También se les hizo llegar propuestas de baremo para que lo discutieran y llegaran a un acuerdo de cuál sería el mecanismo para calificar y medir a los aspirantes a magistrados, pero todos se hicieron los desentendidos. No haber realizado esas reformas oportunamente, no haber discutido el baremo de elección y en fin, no haber querido tomar la decisión de no iniciar este proceso de elección sin antes haber definido las reglas del juego, introduciendo modificaciones que evitaran los yerros que hoy se han cometido, es responsabilidad de todos, sin excepción alguna. Nos dijeron que elegirían sin retrasos, sin secretismos y sin reparto de cuotas, pero es justamente lo contrario lo que hemos visto.

La ciudadanía, que ya entendió que puede hacer uso de las herramientas legales a su alcance, ahora les reclama. Y lejos de reprochar esos esfuerzos ciudadanos, ustedes deberían hacer un mea culpa y enmendar de inmediato lo que han venido haciendo mal. Quizá no lo han notado, pero ya tienen una denuncia ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, aviso ante el Relator especial sobre la independencia de magistrados de la ONU, así como denuncias en el Tribunal de Ética Gubernamental y Fiscalía General de la República. A eso se le pueden llegar a sumar —como ya se ha dejado entrever— demandas relacionadas con la responsabilidad patrimonial que se genera por su inactividad; y así.

No pueden ignorar su responsabilidad. Alguien de ustedes tiene que proponer y hacer algo distinto a lo que ya se está haciendo, siempre que se realice de manera transparente y abierta al escrutinio ciudadano. Si esto significa encerrarse en sesión permanente, háganlo de inmediato. Si lo que se requiere es empezar de cero, háganlo. Si empezar de cero significa elaborar un baremo conjunto, comiencen a trabajarlo ya; o si significa sustituir a los miembros de la Comisión Política, no lo descarten y procedan de inmediato. De todos modos, ya está claro que las entrevistas realizadas, hasta hoy no han servido para nada en sus criterios de elección. Pero lo que están haciendo, ya no lo pueden seguir haciendo.

Doctor en Derecho,

abogado y docente universitario