¡Buen café!: Emulando buenas políticas cafetaleras

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18 September 2018

El Gobierno de Honduras recientemente aprobó un préstamo por US$276.9 millones de dólares para apoyar a 120,000 familias ante la caída de los precios del café. US$198.4 millones van dirigidos al Fondo Especial de Garantía del Café y con US$78.5 millones se autoriza al Instituto Hondureño del Café (Ihcafé) a realizar contratos con la banca internacional para que sirva de garante y obtenga créditos automáticos para los productores. Tanto beneficiadores, exportadores e intermediarios deben de retener US$1.50 por cada quintal obtenido de los productores, fondos que los administra Ihcafé y sirven como una fuente para el pago de los préstamos obtenidos.

El presidente de Honduras aplica una política decidida a favor de los productores, ya que la producción de café es una de las actividades más importantes en la economía hondureña. El éxito de su política ha sido el respaldo a la hoja de ruta trazada por los productores de café y apoyada integralmente por el gobierno, ya que la producción de café se visualiza como un salvavidas para la economía.

Mientras Honduras despega exportando ocho millones de quintales de café, El Salvador perdió a uno de sus máximos cooperantes para el rubro cafetalero: Taiwán, país que hasta hace un mes era el tercer comprador de café salvadoreño en el mercado asiático y el décimo a escala global.

La importancia de Taiwán no solo radica en el peso relativo como mercado de destino del café, sino por su apoyo en programas solidarios, como la Escuela de Café, los créditos productivos y la cooperación técnica. El último movimiento en ese sentido fue el “Programa de Renovación Cafetalera de alta Productividad, Sostenible y Resiliente en El Salvador”, un proyecto que implicaba la erogación de US$86 millones para los pequeños y medianos productores salvadoreños, donde el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) y el Fondo de Cooperación de Desarrollo Internacional de Taiwán (ICDF) entregarían los fondos. De estos, US$40 millones serían fondos procedentes de Taiwán; de los cuales US$6 millones adicionales iban a ser fondos no reembolsables; sin duda, un importante regalo.

A consecuencia de lo anterior proseguirá la falta de recursos financieros, impidiendo la renovación de cafetales cuyos arbustos ya pasan de los 30 años. Los factores de riesgo y la baja rentabilidad han hecho que la actividad cafetalera se vuelva poco atractiva para los productores y los bancos, lo que a su vez provoca una baja inversión, en un círculo vicioso de baja productividad, baja rentabilidad y baja inversión.

Necesitamos aprender de los modelos institucionales más eficaces y efectivos de la región; y, crear lo más pronto posible un instituto con participación público-privada, con liderazgo del sector privado. La principal función de esta nueva institucionalidad debe ser la ejecución de políticas y estrategias formuladas concertadamente entre autoridades públicas y sector privado cafetalero. Buscar consensos para determinar la hoja de ruta para el café es algo fundamental entre los actores claves: Gobierno, sector privado y representantes de los demás implicados en la cadena de valor del café.

Una de las principales críticas sobre el abordaje de la problemática de la caficultura se centra en la falta de una política real por parte del Estado para resolver la baja producción del grano, que cada año deteriora su producción. Desde que el Gobierno dejo en abandono Procafé, los caficultores, especialmente los pequeños, carecen de investigación para prevenir y combatir enfermedades del parque cafetalero.

Existe una brecha muy grande que cerrar con países como Honduras, que tienen una estrategia clara y técnicamente formulada, un Gobierno con políticas públicas definidas y una unión gremial fuerte, lo que permite la formulación de estas políticas cafetaleras de largo aliento.

Exministro de Economía

resmahan@hotmail.com