Libre comercio justo-injusto y los dramas humanos

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11 September 2018

Muchos creen que la economía es aburrida; no se imaginan lo que es introducirse al mundo del libre comercio, ahí donde un ministro de economía saca chispas.

Algunos predican los beneficios del libre comercio. Otros maldicen estas ideas, insistiendo en que el libre comercio lastima a la gente trabajadora. Esto se ha convertido hoy en algo más que un argumento teórico.

El presidente Trump, cuando asumió el cargo, prometió renegociar o cancelar los tratados de libre comercio que consideraba injustos para Estados Unidos. Mientras tanto, Inglaterra parece encaminada hacia un Brexit de la Unión Europea. Si estas son o no buenas movidas, lo cierto es que son muy importantes para la economía mundial. Millones de trabajos y vidas están en juego y causarán estrés a millones de familias.

Para una discusión racional sobre el tema es útil definir “libre comercio” … Así es como Investopedia lo define: El libre comercio es la política económica de no discriminar contra las importaciones y exportaciones a jurisdicciones extranjeras. Los compradores y vendedores de economías separadas pueden comerciar voluntariamente sin que el gobierno nacional aplique aranceles, cuotas, subsidios o prohibiciones sobre sus bienes y servicios. El libre comercio es lo opuesto al proteccionismo comercial o el aislacionismo económico.

Según esa definición, el libre comercio es una aspiración y no existe como tal en casi ninguna parte del planeta. Incluso las llamadas zonas de libre comercio como NAFTA no son gratuitas. Tienen reglas detalladas de cómo las partes pueden discriminar. Se trata hoy de un comercio administrado, no de libre comercio.

David Ricardo, economista del siglo XIX, dijo que los países están mejor si se enfocan en producir bienes en los que tienen “ventaja comparativa”. Maximizaría la prosperidad para todos. Pero la realidad es que en el comercio internacional siempre estará presente el proteccionismo. La actitud de los gobiernos es alejarse del libre comercio, privilegiando la protección, tratando de estimular la producción local y evitar pérdidas de empleos.

Y lo cierto para Estados Unidos es que los números hoy en día favorecen gratuitamente a Trump, ya que el país está generando nuevos empleos de forma constante, contexto en que Trump le impone aranceles a su principal socio comercial, China.

Pero perder un trabajo no es divertido, especialmente cuando no se tienen ahorros ni buenas perspectivas para un nuevo trabajo. Esto describe a muchas familias en nuestro país, estimulando masiva migración de compatriotas al norte.

¿Qué sucede en hogares de clase media cuando campea el desempleo?

Sin ingresos, comienzan atrasos en facturas. Los subsidios del gobierno ayudan, pero no reemplazan lo que alguna vez estuvo allí. Conflictos maritales, los niños oyen asustados, expresando su miedo portándose mal en la escuela. El estrés de encontrar un nuevo trabajo a fin de mes puede crear una atmósfera familiar tensa. De repente el auto se descompone, alguien se enferma. Algunos débiles recurren a drogas, cometen crímenes. Los cobradores comienzan a llamar exigiendo pago. Los adolescentes toman malas decisiones.

La bipolaridad de criterios sobre el libre comercio, para unos excelente y para otros injusto y que lastima a la gente, genera preferencias de políticas económicas específicas, basadas en esas creencias. Aparentan ser irreconciliables, pero ambos criterios antagónicos coexisten.

Sí, es cierto, el libre comercio ayuda a la economía; y sí, el libre comercio es injusto y causa muchos problemas. Quienes inciden en las políticas sobre el libre comercio desatienden el drama de las familias. Para ellos es fácil, pero no es así para todos.

La embajadora Jean Manes fue llamada a WDC, a consulta sobre Taiwan/China; quiera Dios, después de este viaje a la capital no se provoque más estrés a nuestras familias.

Exministro de Economía resmahan@hotmail.com