WhatsApp, la pinta y pega digital

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20 August 2018

Es imposible debatir que el acceso a la información se ha visto ampliado de manera acelerada gracias a la ubicuidad de los teléfonos móviles. En específico, la aplicación de mensajería instantánea gratis WhatsApp ha permitido a millones de personas comunicarse, sin discriminación geográfica y con cada vez menos barreras desde el punto de vista socioeconómico. A pesar de los beneficios de WhatsApp, no podemos ignorar la manera en que las campañas políticas están explotando el analfabetismo digital de las masas sin escrúpulo alguno, mediante campañas de desinformación.

En WhatsApp abunda el tipo de basura digital que es la desinformación política: montajes fotográficos baratos, chambres sin fundamento tratados con la legitimidad que merece solo el periodismo investigativo, sexismo disfrazado de argumento político, homofobia disfrazada de preocupación ciudadana. Igualito que los asquerosos métodos de la pinta y pega de antaño, son métodos que no contribuyen a la campaña electoral y al debate político más que basura, que solo pudre y destruye. Así como la pinta y pega solo dejaba en evidencia la falta de urbanidad y civismo del candidato que pretendía promover, quienes ahora recurren a campañas digitales de desinformación dejan en evidencia su falta de escrúpulos, su inaceptable desprecio a la verdad, y su asqueroso irrespeto por gran parte de la población. Irrespeto porque, cuando se intenta modificar la realidad a través de este tipo de trucos tan sucios, a quienes se está explotando es a los miembros de la población más vulnerable: ya sea porque tienen menos educación o porque, en razón de tener más años, son quienes no nacieron siendo nativos digitales y tienen menos recursos para reconocer mala fe cibernética.

Por reñida que sea cualquier contienda política y con independencia de los méritos de las propuestas que ofrecen los candidatos, aprovecharse de quien es vulnerable en cualquier sentido, es una acción deplorable. Como electores responsables, vale la pena prestar atención para ver qué candidatos recurren a este tipo de actos despreciables con tal de ganar ventaja. De la misma manera, cualquier candidato responsable deberá condenar a los seguidores y estrategas políticos que, por apoyar su campaña, piensen que vale la pena acudir a trucos sucios, montajes fotográficos y perfiles falsos.

Como dije en una columna anterior, las noticias falsas no son inofensivas. Se vuelven virales porque están hechas para confirmar los prejuicios más íntimos del lector, de izquierda o de derecha. El lector está, por lo tanto, predispuesto a creerlas. El resultado es la polarización, la derrota de la verdad, la debilitación del criterio y la muerte del debate sano. Aplicaciones como WhatsApp, donde las personas se agrupan de acuerdo a características en común, son terreno fértil para diseminar basura de este tipo. La mejor herramienta de un buen ciudadano es la información y para evitar el veneno de la noticia falsa vale la pena tomar responsabilidad individual y prestar atención a un par de características:

1. Confíe más en medios cuyas marcas conoce porque tienen mucho más que perder. Su marca es parte de lo que los mantiene operando y hacen mucho por preservarla, incluyendo, poner más cuidado con la información que publican asegurándose de que es verdad. Por eso ciertos candidatos intentan deslegitimar a la prensa con retórica venenosa, porque le tienen miedo a la verdad.

2. Habiendo dicho eso, lea la “letra chiquita”. Las personas que se aprovechan de lectores vulnerables entienden bien el consejo número 1. Más fácil que trabajar por años para posicionar una marca en el periodismo y demostrar su valor con resultados, es robar la de alguien más para aprovechar su credibilidad para diseminar mentiras. Ponga especial atención en la dirección de la página web. Puede ser tan parecida que el cambio es imperceptible, pero un cambio pequeño hace toda la diferencia.

3. Entienda la diferencia entre noticias, editoriales y columnas de opinión. Las noticias sirven para informarle de un suceso o circunstancia, con datos y evidencia. Los editoriales son la posición de la junta editorial de un periódico al respecto de un tema específico, pero no son necesariamente la verdad sobre ese tema. Las columnas de opinión, como esta, no son noticias tampoco: son la posición subjetiva de quien las escribe.

4. Si es demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo es.

5. Si es bueno, y además, parece cierto, vale la pena constatar qué dicen otras fuentes. Si realmente lo reportado es algo que pasó, después de (en estos tiempos, minutos) ningún medio de comunicación tendrá el monopolio de la historia y podrá ver y comparar. Si solamente lo encuentra en WhatsApp, es por algo. Construyamos país y no compartamos información que no podemos corroborar.

Lic. en Derecho de ESEN con

maestría en Políticas Públicas

de Georgetown University.

@crislopezg