Alberto Armando Romero Rodríguez, Ana Lucía Baires de Martínez, Arturo Simeón Magaña Azmitia, Audelia Guadalupe López de Kleutgens, Bonner Francisco Jiménez Belloso, Carlos Alberto García Ruiz, Carlos Armando Reyes Ramos, Carmen Milena Mayorga Valera, Catalino Antonio Castillo Argueta, Damián Alegría, Daniel Alcides Reyes Rubio, David Ernesto Reyes Molina, Dina Yamileth Argueta Avelar, Donato Eugenio Vaquerano Rivas, Eeileen Auxiliadora Romero Valle, Felissa Guadalupe Cristales Miranda, Francisco José Zablah Safie, Guadalupe Antonio Vásquez Martínez, Guillermo Antonio Gallegos Navarrete, Hortensia Margarita López Quintana, Jaime Orlando Sandoval Leiva, Javier Antonio Valdez Castillo, Jorge Adalberto Godoy Cardoza, Jorge Luis Rosales Ríos, Jorge Schafik Handal Vega Silva, Jorge Uriel Mazariego Mazariego, José Andrés Hernández Ventura, José Antonio Almendáriz Rivas, José Edgar Escolán Batarse, José Francisco Merino López, José Javier Palomo Nieto, José Luis Urías, José Serafín Orantes Rodríguez, Juan Carlos Mendoza Portillo, Juan José Martel, Juan Manuel de Jesús Flores Cornejo, Julio César Fabián Pérez, Karina Ivette Sosa de Rodas, Karla Elena Hernández Molina, Lorenzo Rivas Echeverría, Lucía del Carmen Ayala de León, Luis Roberto Angulo Samayoa, Manuel Orlando Cabrera Candray, Manuel Rigoberto Soto Lazo, Marcela Guadalupe Villatoro Alvarado, Margarita Escobar, María Elizabeth Gómez Perla, Mariano Dagoberto Blanco Rodríguez, Mario Marroquín Mejía, Mario Alberto Tenorio Guerrero, Mario Andrés Martínez Gómez, Mario Antonio Ponce López, Marta Evelyn Batres Araujo, Mauricio Ernesto Vargas Valdez, Mauricio Roberto Linares Ramírez, Mayteé Gabriela Iraheta Escalante, Milton Ricardo Ramírez Garay, Nidia Díaz, Norma Cristina Cornejo Amaya, Norma Guisela Herrera de Portillo, Norman Noel Quijano González, Numan Pompilio Salgado García, Osiris Luna Meza, Patricia Elena Valdivieso de Gallardo, Raúl Beltrán Bonilla, Reinaldo Alcides Carballo Carballo, René Alfredo Portillo Cuadra, René Gustavo Escalante Zelaya, Reynaldo Antonio López Cardoza, Ricardo Andrés Velásquez Parker, Ricardo Ernesto Godoy Peñate, Rina Idalia Araujo de Martínez, Roberto Leonardo Bonilla Aguilar, Rodolfo Antonio Parker Soto, Rodolfo Antonio Martínez, Rodrigo Ávila Avilés, Rosa Alma Cruz Marinero, Rosa María Romero, Santos Adelmo Rivas Rivas, Silvia Alejandrina Castro Figueroa, Silvia Estela Ostorga de Escobar, Tomás Emilio Corea Fuentes, Yanci Guadalupe Urbina González, Yolanda Anabel Belloso Salazar.
Estos son los nombres y apellidos de los 84 diputados que recordaremos por el retraso en la elección de magistrados para la Corte Suprema de Justicia. Todos los legisladores están obligados a respetar los tiempos que establecen las leyes y a garantizar la institucionalidad; y, como conocedores de estas, su responsabilidad moral es aún mayor. Pero lo que vemos ahora es un proceso poco transparente, aunque mediático por las discusiones estériles entre partidos o por el “yo no fui, fue teté” de quienes no asumen la responsabilidad por no lograr acuerdos.
¿Repartición de cuotas? ¿Intereses mezquinos y particulares? ¿O realmente están preocupados por escoger a los mejores? A este punto, el resultado es el mismo: el entrampamiento de una elección crucial para nuestro país, que nos deja desprotegidos y a la merced de abusos de poder.
No todos son igualmente responsables, no todos forman parte de la Comisión Política que propone los candidatos a magistrados que luego deberá votar el pleno de la Asamblea Legislativa. Sin embargo, la comodidad, el silencio, la indiferencia y hasta la falta de liderazgo para presionar a que salga un listado de posibles magistrados —y no solo, sino el listado con los más capaces e independientes— hacen de los 84 diputados, en mayor o menor grado, cómplices de este mal.
Ojalá que la ciudadanía no se duerma, ni se distraiga entre tanto ruido preelectoral o por los procesos judiciales por corrupción en gobiernos pasados (que en parte han sido gracias a esa Corte independiente que devolvió su fuerza a Probidad), que, aunque interesantes, nos desvían de lo que es ahora realmente importante. Y ojalá que, ante todo, la historia no olvide a esta legislatura como protagonista de un capítulo lamentable en nuestra historia democrática.
Aún hay esperanza y todavía se puede cambiar el final para bien, a pesar de estar fuera de tiempo, pero todo dependerá de quiénes resulten electos. Diputados, el futuro del país está en sus manos.
Comunicador.
jgarciaoriani@gmail.com