El desarrollo de la democracia

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17 August 2018

En las últimas décadas El Salvador ha sufrido de una inestabilidad tan marcada que hay gente que cree que la democracia ya no tiene futuro. La democracia, sin embargo, no ha fracasado en el país. Está pasando por una adolescencia en la que tiene que aprender a manejar la libertad que adquirió al final de la guerra.

Las sociedades son inherentemente inestables. En cualquier momento dado, millones de personas toman decisiones que van a producir resultados solo después de minutos, años o aun décadas. No hay certeza de que los resultados de todas estas acciones ser consistentes con las demás. Muy frecuentemente los éxitos de unas personas llevan a la frustración de otros.

La sociedad puede funcionar solo cuando la dispersión de los resultados, incluyendo las reacciones de los perdedores, se reduce a niveles aceptables; es decir, cuando hay un mínimo de predictibilidad que permite a una proporción alta de las personas pensar que podrán beneficiarse de sus acciones.

Esto pone de manifiesto la contradicción fundamental del orden social. Para poder crecer, la sociedad tiene que permitir las libertades individuales necesarias para que los habitantes busquen su propio desarrollo. Por otro lado, para ser predecible, las instituciones tienen que restringir los caminos abiertos al comportamiento individual. Es decir, por un lado las sociedades deben liberar, pero por el otro deben restringir. Esto plantea la pregunta de qué es lo que debe liberarse y qué debe restringirse.

Es en la solución que las diferentes sociedades encuentran a este conflicto que se define la diferencia que existe entre las sociedades tiránicas y democráticas, y entre las sociedades que se ajustan mejor al cambio y las que se quedan estancadas. Las sociedades pueden tomar dos caminos para lograr predictibilidad. La primera, la solución tiránica, es darle a un individuo, o grupo de individuos, poder absoluto para que fuerce a la gente a que actúe de cierta forma que de coherencia a un cierto plan social. La segunda, que es la democrática, es dejar a la gente en libertad, de tal forma que puedan hacer lo que les da la gana, pero sujetas a unas reglas del juego. En la primera opción los individuos deben hacer solo lo que el estado les manda a hacer, aunque no les guste. En la segunda, pueden hacer lo que quieran siempre y cuando respeten las reglas del juego.

En un símil futbolista, en la primera opción el estado dice quienes van a jugar y quien va a ganar cada partido. En la segunda opción, el estado no dice quien gana o pierde, pero exige que se cumplan las reglas del fútbol en cada juego.

En el largo plazo, las sociedades democráticas se desarrollan mientras que las tiránicas tienden a quedar retrasadas. No se adaptan al cambio porque éste desajusta la estructura de poder que él ha establecido. Todo cambio debilita a las elites existentes de una tiranía, que se han convertido en élites no por creatividad o habilidad de ajustarse al cambio sino por su apoyo a la dictadura. El Salvador está en una etapa histórica en la que su pueblo debe aprender estas verdades. Pero hay muchas personas en el pueblo que no quieren aprenderlas, y suspiran por el orden tiránico del pasado, que era muy fácil de establecer: simplemente, se obedece a un tirano.

Las sociedades democráticas, por contraste, necesitan cohesión social (el respeto por los prójimos y por las leyes que permiten la coexistencia con ellos). Esta cohesión es muy difícil de obtener en una sociedad subdesarrollada. La gente quiere respetar las instituciones solo cuando les beneficia y no respetarlas cuando no, y esto la fragmenta en millones de fracciones. Los tiranos pueden imponerse sobre un pueblo fraccionado muy fácilmente porque los individuos se debilitan entre sí. Las instituciones se rompen porque unos quieren cumplirlas y otros no, dependiendo de si les conviene o no.

En este momento el país se enfrenta a una decisión entre estos dos órdenes —entre construir instituciones sanas y reparar las que están insanas, o entregarle en poder a un tirano que rompa estas instituciones para establecer una tiranía personal. El pueblo tiene que estar consciente de que esto es lo que se está jugando.

Máster en Economía

Northwestern University.