El outsider de la discordia

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02 August 2018

La alta polarización política del país ha llevado a un colapso la credibilidad que la población salvadoreña tenía en los partidos políticos tradicionales; hemos recorrido a la fecha dos gobiernos del FMLN que prometieron hacer las cosas mejor que su predecesor ARENA y librarnos de la alta criminalidad, la zozobra del desempleo que viven muchos salvadoreños y el ambiguo crecimiento económico del país a nivel regional. También erradicar la corrupción política y castigar a los funcionarios que se prestaran a tan condenable conducta.

Nada de lo que menciono ha mejorado y mucho de esto incluso ha empeorado, una expansión territorial, tecnificación y sistematización organizacional de las maras y pandillas es evidente, rebasando la capacidad de las autoridades para frenarlos. El desempleo es enorme, como país ocupamos el último lugar en crecimiento en Centroamérica 2.5 % según CEPAL. ¿Y la corrupción? Tenemos la flamante cifra de $351 millones que desaparecieron como el expresidente Funes, quien es prófugo de la justicia. Su exesposa Vanda Pignato es acusada por el delito de casos especiales de lavado de dinero. Ante estos señalamientos el FMLN, les brinda su apoyo incondicional; muchos grupos que se tomaban calles protestando la corrupción de ARENA ahora organizan vigilias afuera de hospitales para pedir por la liberación de la ex primera dama. A la población salvadoreña, al presenciar estos hechos, la embarga la indignación ante tanto descaro de cómo ideologías verticalistas les prohíben a estos funcionarios condenar conductas delictivas cuando éstas pertenecen a su doctrina partidaria.

Ante este panorama político aparece una tercera alternativa electoral, el exalcalde Nayib Bukele se presenta como la opción para extirpar ese cáncer llamado polarización política. Luego de su expulsión del FMLN, Nayib Bukele vociferó que fundaría su propio partido Nuevas Ideas, porque era importante la creación de un proyecto político “nuevo” y no un reciclaje de arcaicos y cuestionados políticos.

Al no poder inscribir su propio partido, Bukele se inscribió en Cambio Democrático aduciendo que eran afines en pensamiento. Sin embargo, al sufrir el CD una cancelación por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), nos desayunamos con que Nayib Bukele ya era parte del partido GANA.

Sorprendentemente esa iniciativa llamada Nuevas Ideas, ese proyecto político que traería renovación e innovación a nuestro país, terminó reduciéndose a un partido creado por diputados tránsfugas de ARENA, un partido aliado del FMLN en la Asamblea Legislativa, un partido con personajes cuestionados... el señor Bukele argumenta que no tuvo opción “ante el bloqueo realizado por los mismos de siempre”.

Preguntas imprescindibles: ¿Existía realmente un nuevo proyecto político en nuevas ideas? ¿Por qué no respetar los tiempos y esperar a conformar como se debe ese proyecto nuevas ideas, con personas profesionales, respetadas y sin un pasado partidario? ¿Por qué no ser coherente con lo expuesto a sus seguidores? Un proyecto político serio y real no se edifica de la noche a la mañana; es indispensable una elaboración sistemática trabajada por especialistas en diversas áreas.

Nayib Bukele se ha convertido en el outsider de la discordia: dejó ilusionados a sus fans de nuevas ideas, dejó sin partido al diputado Juan Martel tras la anulación del CD, ahora en GANA hizo declinar de su precandidatura a Will Salgado. Toda esa maraña de nuevas ideas ha resultado ser un discurso vacío y populista, tan incapaz e incoherente con sus ideales, que ha pedido posada al partido GANA para correr como candidato en las presidenciales y de salir victorioso, repartirse con ellos el pastel gubernamental.

Analista político y escritor

@LuisSaxum