GANA y la ausencia de principios

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30 July 2018

Al momento de escribir esta columna nos enterábamos apenas de la inscripción “sorpresa” de Nayib Bukele en GANA. No hay que pensar equivocadamente que los años que han pasado desde su fundación o que la vicepresidencia de la Asamblea que ostenta una de las caras más conocidas de GANA le han dado a este partido la mínima capa de aparente legitimidad política, pues desde su fundación, la Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) no ha sido más que el útil vehículo que permite que figuras conectadas con reportes de enriquecimiento ilícito sigan metiendo su cuchara en la política.

Sus principios ideológicos son más bien guiados por la conveniencia: ¿cómo más se explica que sus principios sean lo suficientemente elásticos para hospedar bajo la misma bandera a figuras con supuestas posturas políticas tan diversas como Nayib Bukele, Guillermo Gallegos, Tony Saca, o Will Salgado? Con la misma flexibilidad exprés como aparentemente inscriben candidatos presidenciales, votan con el FMLN o con ARENA en la Asamblea, demostrando más que centrismo independiente, una falta absoluta de norte ideológico. En ese sentido, algo tienen en común con sus nuevos y antiguos integrantes políticos: el fin es el poder. ¿Los medios para llegar? Los que sean.

Y es que la inconsistencia en ideales políticos y la absoluta falta de norte ideológico no son cosa menor. En política, predicen comportamientos impredecibles, restando la posibilidad de que la ciudadanía pueda saber qué esperar en cuanto a gobernabilidad o a respeto institucional, además de volver complicadísimo el exigir rendiciones de cuentas.

Los partidos mayoritarios existentes, específicamente ARENA, comparten cierta complicidad y responsabilidad por GANA y sus frutos electorales. Es difícil olvidar que ARENA fue la escuela que por años entrenó y solapó los abusos de poder de quienes ahora integran GANA. Los que ahora se enchalecan en tonos de homenaje al FOVIAL por décadas formaron las filas de ARENA, y no fueron expulsados o limitados de participar en la política partidista tricolor hasta que el escrutinio público así lo demandó. Para el FMLN, GANA ha sido un útil comodín legislativo, dada la conveniencia de su enorme apertura a negociar con quien sea, con tal de mantener el hueso de los puestos en la directiva de la Asamblea Legislativa.

Ahora GANA es el refugio preferido para personajes cuyo récord en la política debería volverlos persona non-grata en cualquier contexto electoral. Will Salgado cuenta con un historial sexismo y misoginia pública que solo le da risa a quienes consideran a las mujeres merecedoras de trato deshumanizante. A Nayib Bukele se asocian numerosos ejemplos de juego sucio, del tipo que no debería tener lugar en la política si lo que buscamos son instituciones transparentes y sanas: desde típico nepotismo estilo Funes-Saca, hasta manipulación informativa y desinformación digital, además de campañas de acoso virtual contra sus críticos, falta de consistencia ideológica: “nunca me verán en las filas de GANA o ARENA”, así como ataques a la libertad de prensa y hostilidad al ejercicio libre del periodismo crítico.

Sin embargo, con esta inscripción las opciones se han simplificado significativamente para el elector indeciso: si una conclusión puede sacarse de los orígenes de GANA y de las figuras que representan este partido, es que con GANA perderíamos todos.

Lic. en Derecho de ESEN, con

maestría en Políticas Públicas

de Georgetown University.

@crislopezg