Nuestras mascotas

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28 July 2018

Los salvadoreños podemos estar con criterios divididos en todo; sin embargo, muchos estamos de acuerdo en una cosa: amamos nuestras mascotas, nuestros perros o nuestros gatos, o más de alguna otra especie inusual, debido a que los hemos hecho parte de la familia.

Desde hace varios años se viene diciendo que parejas jóvenes están reemplazando a los niños por mascotas y eso es porque las personas hoy en día tienen menos hijos, pero nuestro instinto innato de “cuidar a alguien”, permanece. Muchos de nosotros lo realizamos con nuestras mascotas.

Los bebés que no están naciendo tienen un efecto macroeconómico. Todas esas plazas de trabajo que se habrían creado en las salas de maternidad de los hospitales y en las guarderías, jardines de infantes y escuelas públicas, etc., no se están materializando. Y luego están los miles de millones de dólares que no se gastan en comida para bebés, pañales y ropa. Además, en algún momento alrededor de 2025, vamos a poder empezar a notar que hay menos trabajadores nuevos que ingresan a la PEA. Esta caída de las tasas de natalidad no es un fenómeno nuevo, contrariamente a lo que mucha gente cree, el mundo desarrollado ha estado en la vía rápida para la disminución de la población, desde al menos la década de 1970. Una tendencia visible desde Alemania hasta Japón.

Al otro lado de la moneda macroeconómica… El cuidado básico de las mascotas constituye un gasto esencial para el consumidor, como la comida y la electricidad. Y a diferencia de otras categorías básicas de la renta nacional, este gasto está creciendo a ritmos acelerados. La Asociación Estadounidense de Productos para Mascotas estima que este año se gastará US$72.1 mil millones en mascotas, casi 30 % más que hace cinco años. Lo mismo ocurre en otros países. Para muchas personas, las mascotas sirven como un sustituto menos costoso y menos gravoso que tener niños. Nos podemos dar una idea de cuánto adoramos nuestras mascotas cuando vemos en las tiendas de animales cuánto gasta la gente en alimentos, camas, juguetes, etc.

Pero hay otro plano dimensional, la relación entre el niño y su perro, la que es diferente a cualquier otra. Ambos encajan perfectamente, porque tienen la misma curiosidad; y, ambos aman la compañía. Cuando juegan juntos, niño y mascota, no hay más que disfrutar ese espectáculo.

El gasto anual en adquirir mascotas ha crecido constantemente. Uno pensaría que este rubro decrece en las recesiones económicas, pero sorprendentemente, no es así. Es por ese instinto humano de “cuidado” que tenemos. Así como los padres ponen las necesidades de sus hijos antes que las suyas, muchos dueños de mascotas ajustan su propio presupuesto para mantener a sus animales.

Son parte de un sector económico en constante crecimiento que no muestra signos de desaceleración. Basado en un instinto humano, es a prueba de recesiones.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos señalan que las mascotas en el hogar pueden reducir los niveles de presión arterial, colesterol y triglicéridos, y reducir ansiedades y stress.

Así como muchos de ustedes, y ese es mi caso, con mi esposa salimos casi todos los días a caminar con nuestro perrito “Lucas” (miembro integral de la familia). “Lucas”, al igual que nosotros, es notorio que se divierte y el paseo a la vez nos sirve de gran ejercicio y relajamiento. Para las personas mayores que no tienen mayor actividad física, sin duda les resultaría muy agradable y saludable tener mascota, y sacarla a pasear.

Las mascotas son parte de un estilo de vida para mantenernos saludables... y probablemente, también más felices.

Exministro de Economía

resmahan@hotmail.com