¿Licencias gratis o licencias para matar?

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27 July 2018

Si vive en El Salvador y su edad está comprendida entre los 15 y los 40 años, tenga claro que puede morir por un hecho de violencia o por lesiones causadas por el tránsito vial (mejor decirlo esta manera y no calificarlo como “accidente” de tránsito, porque tras esa palabra se esconden miles de conductores irresponsables).

Los datos anteriores no son al azar sino respaldados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en repetidos informes desde el decenio anterior en los que ha establecido esas dos como las principales causas de mortalidad para esos grupos etarios en Latinoamérica, y en el caso salvadoreño no es la excepción. En este país los conductores irresponsables son causantes de cifras letales: 60 “accidentes” de tránsito diarios y tres muertes cada día como consecuencia de lo primero.

Pero no termina ahí. Los cafres del volante le generan gastos a la Salud Pública por unos $16 millones anuales (datos de ministerio de Salud, 2017) y lo que es peor, miles de personas tendrán secuelas de un percance vial por el resto de su vidas (10,000 solo en 2017). ¿Cuánto pierde una familia?, ¿Cuánto pierde una empresa? ¿Cuánto le cuesta a una persona volver a agarrar el ritmo tras resultar lesionado en el tránsito vehicular?

Lo grave de este asunto es que cada vez hay más vehículos, más conductores y las calles son las mismas y cada vez con más baches (sobre todo en el área metropolitana) y por lo tanto más peligrosas. Por ejemplo, cada año ingresan unas 30 mil motocicletas y por ese tipo de transporte que conducido por imprudentes e individuos que se creen intrépidos se incrementaron en 25 por ciento los percances en calles y avenidas, según datos de la Policía de Tránsito.

De ahí que la OPS ha recalcado que 70 % de la sociedad salvadoreña interactúa y se enfrenta todos los días con un sistema de tránsito muy complejo y peligroso, como producto de ese incremento del parque automotor —que supera el millón de vehículos— a lo que vale la pena agregar que los salvadoreños estamos expuestos a la peligrosidad de un transporte público desordenado y descontrolado.

Con todo este panorama es preciso replantear: seguir extendiendo licencias a diestro y siniestro, solo pasando un examen de manejo, o tomar medidas que reduzcan ese nivel de violencia en las carreteras y por supuesto sancionando a los infractores.

Si las autoridades de Tránsito, de Salud y los mismos legisladores no toman medidas se continuará extendiendo “licencias para matar”, que no es más que refrendar ese documento a personas que se les comprueba que por ir ebrios, drogados, disputando la vía con otro conductor o con el celular en la mano o por su simple prepotencia, provocaron dos o tres muertes en un “accidente” y dejaron secuelas físicas a una docena de personas. Eso no debería continuar siendo de normal. Lo normal debería ser suspender de por vida la licencia a quien se le comprueba que es un peligro al volante y que se “gradúa” al llevar luto a otras familias o a su misma familia en un percance que pudo evitar simplemente no manejando cuando bebe licor o apegándose al Reglamento de Tránsito.

Las “licencias gratis” deberían ser lo contrario, un premio para quienes a lo largo de cinco años llegan con expediente limpio —cero infracciones— a la refrenda del documento. Para un país donde no hay incentivos para quienes hacen cosas buenas, esta podría ser una buena medida, ¡ah!, y el pago de estas “licencias gratis” debería ser a través de lo cobrado —de verdad— a los malos conductores, a los infractores, a esos asesinos del volante. Por supuesto si alguien se cruza doble línea amarilla debe ser multado pero la multa no puede ser similar a la que se aplica a un ebrio que mata a una familia, y que ahora, de paso, tiene luz verde para seguir manejando.

Y ¡ojo!, que si bien es responsabilidad de Estado garantizar la vida e integridad de los ciudadanos también los ciudadanos debemos ser responsables y demandar que las autoridades se actualicen en procesos, protocolos y exigencias acorde a la realidad.

No es posible que a las puertas de una nueva vacación las autoridades solo estén preparando la plantilla en Excel para ir registrando “lesionados, muertos o daños materiales” y en los hospitales estén en alerta para atender emergencias que perfectamente se pueden evitar.

Periodista